Rubén marca la diferencia

El Mallorca ganó con justicia a un irregular Sporting. El tanto postrero de Rubén, con el tiempo agotado, deja un margen más amplio para los baleares, que fueron mejores en la primera hora de partido y en los minutos finales, con excepción de un cuarto de hora en el que Carmelo y Barral fueron el revulsivo para los asturianos.

En el conjunto balear, Laudrup aprovechó la Copa para ver en acción a los que juegan menos y no cargar de tiempo a los que pueden considerarse más titulares. El danés cambió la zaga, pero mantuvo la veteranía de Martí en el centro del campo, junto a Joao Víctor, quien se ganó la titularidad en Valencia, además de buscar una mayor profundidad ofensiva con el rápido Nsue y el argentino Cavenaghi, respaldado por Víctor Casadejús, quien había descansado en la jornada ligera pasada y a quien en las anteriores confrontaciones se le había dado bien el Sporting.

Preciado hizo debutar a Pedro Orfila como lateral izquierdo. Aunque ya había participado en partidos de pretemporada, anoche fue su primera participación oficial, aunque en un lado que no es el suyo natural. El técnico cántabro también dio entrada al juvenil Sergio, quien superó un proceso febril tras llegar el martes a Palma. El preparador rojiblanco descartó a Lora y Matabuena de la lista de 20 viajeros, para dar entrada a siete jugadores no habituales en las alineaciones

El Mallorca llevó la iniciativa del encuentro en los compases iniciales, con un Nsue muy activo. La primera ocasión de gol fue de los jugadores bermellones, en una falta lejana lanzada por Martí, que rozó la madera de la portería que defendía Cuéllar.

El conjunto de Laudrup forzaba más por las bandas, con una salida más decidida, ante un rival que tardaba en cogerle el pulso al partido. El conjunto local tenía dificultades para sacar el balón jugado, por lo que lanzaba balones a lejanos sin demasiada precisión. El primero que fue vertical al área gijonesa hubo una salida en falso de Cuéllar, que aprovechó Cavenaghi para marcar sin oposición.

El gol dio confianza a los de Laudrup, mientras el Sporting ponía más voluntad que acierto, con problemas para despojarse de la presión bermellona, que empezaba en sus delanteros. El equipo local se lo tomaba con calma, pero no descuidaba sus contraataques. Tras el primer disparo gijonés, con un lanzamiento de Diego Castro, se produjo un nuevo avance local por la banda de Nsue. El balón acabó en córner, pero Delgado Ferreiro apreció un derribo de Landeira a Cavenaghi, cuando ambos entraban en carrera dentro del área gijonesa. El argentino lanzó el penalti, que rechazó Cuéllar, pero el balón fue al atacante local, que marcó sin oposición.

Debido a los problemas de las bandas, Preciado cambió a los laterales de banda, aunque se mantuvo el mismo ritmo de partido. Así se llegó al descanso, fase en la que Preciado hizo el primer cambio, para dar salida a Carmelo en la media punta, retrasar a Sergio y retirar a Landeira.

Revolución.

El partido mantuvo el control bermellón, pero la salida de Barral cambió la imagen gijonesa. El gaditano acortó distancias en su primer remate, al recoger un balón rebotado en el poste derecho de Lux, tras un cabezazo de Bilic. El partido cambió por completo, con un Sporting más ambicioso y un Mallorca sorprendido, que empezó a tener más dificultades para tener el balón.

Cuando el Sporting tenía el partido controlado, errores en el pase permitieron al Mallorca apretar el acelerador, con sus mejores armas, que eran las entradas por los extremos. Los bermellones pidieron un nuevo penalti por mano de un defensor gijonés, que Delgado no vio.

Pereira volvió a crear complicaciones a Orfila. Una nueva falta permitió que Rubén ganara la acción a los centrales rojiblancos, para superar a Cuellar. Era el segundo minuto de los tres de la prolongación. El tanto hizo justicia a la diferencia de juego que hubo entre los dos equipos.