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Atlético | El perfil

Arteche se convirtió en el león del Manzanares

Tenía un gran cariño por el Atleti y sus compañeros

B. Salazar
Actualizado a

Recuerdo que se incorporó al Atleti cuando finalizaba la temporada 77-78. Procedía del Racing y con Pepe Navarro, Palín González y Guzmán fueron los refuerzos rojiblancos cuando el club celebraba sus 'Bodas de Diamantes'. Comenzó jugando como marcador central al lado del magnífico Pereira y reconozco que no fue santo de mi devoción. El cántabro era demasiado tosco y sus ímpetus le llevaban a cometer numerosas faltas innecesarias. Pero poco a poco fue mitigando sus ardores y progresando en el manejo del balón. Llegó un momento en que su espíritu ganador se hizo clave en el funcionamiento del equipo y terminé reconociendo su valía. Un día coincidimos en una cena de homenaje, no recuerdo si a Santillana o a Butragueño. Iba acompañado de su mujer, en la que reconocí a mi vecina de localidad trasera durante varias temporadas, las de mis más duras críticas. Sin duda ella también lo hizo. Durante el aperitivo se me acercó Juan Carlos y en tono agradable pero firme me dijo algo así como que yo era un gran detractor de su juego. Que qué razones tenía para ello. Hubo amplias explicaciones y nació una buena amistad. Durante varios años coincidíamos cuando nuestras hijas se enfrentaban en colegiales partidos de baloncesto. Unas veces ganaba la suya y en otras San Patricio, pero disfrutábamos juntos alabando las buenas jugadas de ambas, que eran para nosotros las mejores. Ya le había echado Jesús Gil de forma ostentóreamente injusta y de vez en cuando nos veíamos y charlábamos de lo divino y lo humano. Cada vez descubría nuevas facetas de su personalidad. Su nobleza de miras, su creciente cultura, sus preocupaciones su cariño por el Atleti y sus antiguos compañeros, su afición por el golf y el pádel y, ante todo, el enorme amor por su familia.

El pasado 3 de mayo compartimos mesa y mantel. Recordamos la final de Lyon ante el inminente partido de Hamburgo y brindamos por el triunfo de nuestras banderas. Ese es mi último y grato recuerdo del león del Manzanares.