Los JJ OO se acercan

Azul, amarillo, negro, verde, rojo. España sigue viva en la carrera por acudir a los JJ OO. Lo está porque la Sub-21 sacó ayer adelante una eliminatoria complicada en Croacia, en un encuentro de vuelta durísimo que se solventó en el tramo final. Lo importante de esta victoria es que la Selección estará presente en la Eurocopa Sub-21 del próximo año, en la que se repartirán las tres plazas olímpicas, y eso indica que el momento por el que atraviesa nuestro fútbol invita a pensar que hay mimbres para soñar con éxitos más allá de los presentes.

El duelo de Varazdin fue intenso, pero sólo tuvo a España como violinista afinado. Y eso que al conjunto de Milla le costó encauzar el choque. Dos buenas oportunidades de Mata y una mejor de Adrián a punto estuvieron de suponer el 0-1. Pero a veces la falta de puntería y otras el portero Kelava impidieron que la Sub-21 se adelantara.

Por ello, cada acometida croata era peligrosa, pues un solo tanto podría suponer la eliminación española. La más peligrosa, curiosamente, fue una cesión en su propia portería de Rubén Pérez que tuvo que sacar con la cabeza De Gea. La tempranera lesión de Rakitic hizo daño a los croatas, que poco a poco empezaron a perder la batalla en el centro del campo. Y en esas, cuando era el momento oportuno de decantar la balanza, Domínguez apareció en el segundo palo en un córner y silenció el hasta entonces ruidoso estadio croata. El atlético no sólo fue protagonista por eso, sino que poco después se lesionó tras una fuerte entrada de Vida.

Hacia el Europeo.

Pese a ello, el destino sonreía a los nuestros, que habían vuelto a perforar la portería contraria de córner, como en Burgos. La expulsión de Lovren y los últimos estertores en ataque de los croatas propiciaron que se abriera el partido y el campo. Ya sólo una hecatombe hundiría el sueño de esta estupenda generación de chavales, no sólo técnicamente superdotados, sino también experimentados y cuajados como se pudo ver. Quizá por ello el equipo esperó pacientemente a que llegará el segundo. Así tenía que ser y así fue. Adrián marcó el segundo casi al final, poniendo la rúbrica a su extraordinario partido, y Parejo le regaló el último a Jeffren. El trabajo estaba hecho y de qué manera. La Roja había salido airosa de un cruce de verdadero peligro y ante un buen conjunto.

España no sólo es campeona de Europa y del Mundo. No sólo tiene un estilo que es la envidia de todo el planeta. También tiene cantera con la que soñar, futbolistas ilusionantes, caras nuevas prometedoras que ya están en el Europeo y que, ojalá, puedan hacer algo grande en los Juegos de Londres, un objetivo tan bonito como cercano.