Zurdo, eléctrico y con un regate difícil de parar

Maradona se enamoró de él en los Juegos de Pekín, en aquel equipo en el que tenía por delante a Messi y Agüero y en el que mostró sus condiciones: zurdo, rápido, con un regate imposible de contener y capaz de acelerar con la pelota, como los extremos puros. Y con una versatilidad que le permite jugar en ambas bandas.

A sus 22 años, en el Benfica le hemos visto esta campaña a un nivel superlativo, sobre todo por la izquierda. Ahí aprovecha más su velocidad para salir a su mejor perfil. Nadie ha podido con él y ha dejado exhibiciones en la Europa League, sobre todo en casa. Pero con aquella selección olímpica también a veces se escoraba a la derecha. Su gol a Nigeria en la final, que significó el título, lo logró tras salir en velocidad para aprovechar un envío largo, aunque no es su mejor arma.

Cualidad.

Si en algo marca la diferencia Di María es en el regate. Una y otra vez es capaz de enganchar desbordes en una misma jugada, lo que le convierte en imparable. Lo empezó a demostrar al llegar a Rosario Central en 2005 con sólo 17 años. En aquel equipo jugó algunos partidos de mediapunta. Pocos, porque no tardó en escorarse a una banda para brillar como pocos. Delgado, eléctrico, de aspecto frágil y con cuerpo de extremo puro, lo que es en realidad. Jugó 35 partidos en Central y sólo marcó seis goles. Algo lógico porque Di María no es un goleador.

Aun así ha batido su marca desde que llegó a Europa y logrado tantos decisivos, como en el Mundial Sub-20 de Canadá, en 2007, y en la final de los Juegos de 2008. Maradona le quería para Boca pero al final fue al Benfica. En el Madrid parece destinado a la izquierda, aunque a menudo cambiará de banda con Cristiano.-Maldini