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Liga BBVA | Zaragoza

Agapito tiene un modelo de refundación: Lendoiro

Cuatro años después de tomar las riendas del Real Zaragoza con el millonario fichaje de Aimar, Agapito asume la fórmula opuesta. La economía obliga al club a apostar por la cantera, buscar cedidos y libres, minimizar las inversiones... El Deportivo es el ejemplo de esa metamorfosis.

Jorge Solans
Actualizado a
<b>ESPEJO. </b>Agapito Iglesias y Augusto César Lendoiro, en La Romareda, en enero de 2010.
belver / reyes / aniés

El mercado de enero deslizó un boceto del nuevo Real Zaragoza que ahora muestra su guión con el Plan de Reestructuración Financiera. Cuatro años después de que Agapito Iglesias clavara con glamour su bandera en La Romareda con el estruendo y el glamour de fichar a golpe de euros a Aimar, el mundo es otro. El Zaragoza debe refundarse siguiendo la fórmula de enero, pero la economía de guerra no siempre permite sonreír. El ejemplo feliz en el espejo está en ese mercado invernal; mirando por la ventana, está en Riazor.

Cuando la caída libre hacia Segunda ganaba peso, el Zaragoza encontró su punto de inflexión con un factor fundamental: siete fichajes. ¿Inversión? Mínima: Jarosik y Edmílson llegaron con la carta de libertad, Roberto, Contini, Eliseu, Colunga y Suazo aterrizaron cedidos. Retenerlos ahora en propiedad va desde lo difícil hasta lo imposible: Suazo lo era desde que firmó (ocho millones de opción de compra) y Roberto ya piensa en portugués.

El paisaje contrasta radicalmente con el primer verano de Agapito, en 2006, cuando soltó diez millones por Aimar como carta de presentación. Después ejecutaría las compras de Diogo, D'Alessandro, Ayala, Matuzalem... El gasto en fichajes y sueldos se multiplicó. El descenso a Segunda modificó el guión, pero igualmente el Zaragoza fichó a Oliveira por otros diez millones. Y a Marcelino...

Ahora Gay ha sido confirmado como entrenador con un sueldo a años luz del de su antecesor. Y se establece como objetivo un tope salarial para la plantilla de un millón de euros. Así, el Zaragoza no podrá acceder a estrellas, sino descubrirlas antes de que lo sean y formarlas, filosofía de club que le dio estupendos resultados no hace mucho: Villa o Milito son los ejemplos más rotundos.

Modelo. "Somos un club comprador, no vendedor", dijo Lendoiro repetidamente en la época dorada del Depor, pero desde 2004 su realidad es bien distinta. En Riazor se ha ido apretando el cinturón por la enorme deuda que lastra de los tiempos de gloria y poco a poco ha pasado a ser un club vendedor que en contadas ocasiones compra un jugador. Así, las doce últimas altas de Lendoiro a la plantilla de Lotina han sido cedidos, subidos de la cantera o llegados con la carta de libertad.

Lendoiro ha sabido refundar el Deportivo con paciencia, esfuerzo e inteligencia. De la gloria a golpe de fichajes ha pasado a la feliz supervivencia con cantera, retales de grandes y perlas por pulir. Ese modelo de metamorfosis hacia una economía de guerra que funciona es el que está obligado a seguir el Zaragoza.

Gay tendrá a su disposición una plantilla corta que deberá completar con los mejores futbolistas del filial: Kevin Lacruz y Matute. Prieto y Herrera trabajan con esa nueva fórmula que en enero dio magníficos resultados. Roberto era la absoluta prioridad, pero el Benfica seduce con euros, palmarés y alcurnia. Ahora hay que atar a Contini y Colunga. Y seguir buscando y peleando.