El olfato de Alcácer le da el triunfo a España

Ya pueden apuntar un primer nombre interesante en este Europeo Sub-17: Paco Alcácer. El delantero del Valencia es un ariete de los de la vieja escuela, medias semicaídas, movimientos siempre correctos, peleón como el que más. Goleador, en definitiva, con instinto asesino. Ayer su víctima fue Francia, que ya es decir, pero mucho más si se trata de las categorías inferiores. Cuando las cosas se habían torcido con el tonto empate galo, apareció el jugador che para acariciar a la red un perfecto pase de otro diamante, el madridista Jese Rodríguez.

Una combinación que relata bien a las claras lo que puede ser este equipo en el torneo. La baja de Rafa Alcántara, el hijo pequeño de Mazinho, ha hecho mucho daño en la zona de creación, pero con delanteros como estos se puede hacer un partido sencillo y ganar a un de las favoritas al título. Así de claro.

Es de justicia decir también que el partido sopló siempre a favor de los de Ginés. Pese al comienzo algo aturullado, la primera conexión por la banda izquierda concluyó con el tanto de Bernat, curiosamente en zona de remate en vez de culebreando por el extremo como acostumbra. Desde entonces, España jugó plácida, gracias también a la seguridad que da atrás Jonás Ramalho, en busca de un segundo tanto que cerrara el telón. Los franceses tampoco incordiaron en exceso, aunque en una indecisión de Ortolá y la defensa se encontraron con un empate traicionero para España. No había casi tiempo. Las urgencias apretaban. Era necesario algo. Y ese algo se apellida Alcácer. Un niño nacido para golear.