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Champions League | Stuttugart 1 - Barcelona 1

Con la suerte del campeón

Triste empate de un Barça desconocido. Cacau llevó de cabeza a los culés. El árbitro escatimó dos penaltis al Stuttgart. El gol de Ibra es oro puro

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<b>SUFRIMIENTO. </b>Puyol se echa encima de Valdés en un lance del juego en una primera parte de claro color local. La defensa del Barça hizo agua ante el vendaval alemán.
SUFRIMIENTO. Puyol se echa encima de Valdés en un lance del juego en una primera parte de claro color local. La defensa del Barça hizo agua ante el vendaval alemán.

Debió ser tan sonora y contundente la bronca de Guardiola a los suyos durante el descanso que la que verbalizó Benito Floro en marzo de 1994 a los jugadores del Madrid en el Camp d'Esports tras perder por 2-1 ante el Lleida sería como los cuentos de Peter Pan, Bambi o del bravo caballo indio Spirit; vamos, como cualquier obra de Walt Disney. El Barça se llevó demasiado premio para un flojo partido. Está desconocido este equipo, tan asombroso hasta hace sólo unas semanas como desesperante ahora para sus exigentes seguidores. Se llevó un empate que le da medio billete para los cuartos, pero deberá sentenciar el pase en el Camp Nou, tal y como vaticinó su entrenador el día antes del partido.

Debió ser agonizante encontrarse ante un Stuttgart con los rasgos característicos de los alemanes de la década de los 70 y 80. Duros como el granito más compacto, frescos como las rosas más tiernas, los alemanes supieron cómo desquiciar a los culés, supuestamente muy bien equilibrados entre músculo y pasadores. Una vez tras otra se estampaban los catalanes ante las dos líneas de cuatro perfectamente colocadas y ejecutando los movimientos a la perfección, para ir ganando en autoestima y confiar en sus posibilidades.

Conforme fueron pasando los minutos, Gross se sentía más orgulloso. Posiblemente ensalzado por las palabras de Lehmann en la previa ("somos alemanes y se tiene que ver"), Cacau demostró el porqué de su importancia en este equipo y Pogrebnyak cerró el debate sobre su calidad. Arropados en todo momento por Hleb (por la izquierda) y Gebhart (por la diestra), ambos se hincharon a crear peligro ante una zaga azulgrana endeble y desconocida. Puyol estuvo descolocado, Márquez (lamentable), lentísimo; Maxwell comprobó cómo volaban los contrarios y Piqué, que era el más serio en el arranque, se contagió de sus compañeros.

Mientras Xavi, recuperado de su lesión muscular, no conectaba con Ibra, e Iniesta se perdía por la izquierda, los teutones crecían. El Barça estaba ausente y Cacau dio la orden: "A por ellos". Tras el tanteo inicial, el brasileño conectó un testarazo para abrir el melón. El centro de Gebhart no pudo ser rechazado y, tras un error de Puyol, se hizo la luz. El Barça no existía, no respiraba y lo más normal hubiese sido encajar otro. Con todo, de haber estado acertado el árbitro, el Stuttgart habría tenido la posibilidad de lanzar dos penaltis cometidos por Piqué (manos clarísimas, 28') y luego por Márquez (41'), que empujó a Gebhart. Molinaro, ya con 1-1, sacó con el antebrazo un remate de Ibrahimovic, que comenzó la jugada con la mano.

El gol. Pudo llegar en la única acción destacable del Barça en la primera parte, con un tiro de Messi que se estrelló en el palo. Pero tuvo que esperar hasta que Ibra aprovechara un servicio de Piqué (¿fuera de juego en el arranque de la jugada? ) para superar a Lehmann y conseguir un botín muy preciado. El Stuttgart mereció más, sin duda, y el que no lo reconozca, que se lo haga mirar. Guardiola deberá corregir e insistir. Los escudos no ganan títulos, pese a que el Barça tuvo la suerte del campeón.

El detalle: al fin vale un gol del sueco

Por primera vez en lo que va de temporada, un gol de Zlatan Ibrahimovic que significaba el gol del empate sirvió a su equipo. Ante el Rubin Kazán (1-2), al igual que frente al Sevilla en Copa (1-2), siempre en el Camp Nou, no valió de nada el acierto del sueco, así como hace algo más de dos semanas, cuando igualó en el Calderón (2-1). Tras esos tres empates, el Barça acabó perdiendo.