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Copa de África | Una gesta realizada por niños

Ir a por agua es trabajo de cracks en Akala

Los niños juegan tras recorrer cada día 40 kilómetros para buscarla

Paco Zamora
Actualizado a
<b>CAMPOS IMPROVISADOS. </b>Cualquier explanada es buena para improvisar un partido en el que los ojeadores europeos podrían encontrar auténticas perlas.

Con el 53 en el dorso, Mingo es el crack incuestionable de Akala, un barrio humilde situado entre Benguela y Lobito.

A las cinco en punto de la tarde, los cinco campos de barro de Akala están a rebosar de jóvenes futbolistas. Son cientos y cientos de chavales descalzos o protegidos por chancletas que corren tras balones despanzurrados de tanto recibir puntapiés. Son delgados, fibrosos y escurridizos. Disponen de todo el tiempo del mundo porque están en vacaciones escolares y hasta febrero no toca volver a abrir los libros.

Los encuentros son a vida o muerte y nadie se reserva o se queja por los frecuentes golpes. El balón se administra a una velocidad envidiable, los pases son cortos y los espacios apenas existen. Todos corren hacia arriba y también hacia abajo. Pero cuando el balón llega a Mingo, se hace una pausa y todo el mundo espera que ocurra algo especial. Y, desde luego el número 53 pocas veces defrauda: o marca con esa fina zurda de bambú que maneja de manera trepidante o hace un pase de mortal eficacia. Pero ni Mingo ni sus compañeros de juego, se habían enterado de que el CAN había puesto en marcha, una campaña para proteger a los niños de Angola de los malos tratos, bajo el lema "Proteger a los niños es ser un campeón".

En la campaña el CAN pide a los mayores que dejen de lanzar objetos a los críos, empujarlos, darles de puntapiés, zarandearlos, zurrarlos, pellizcarlos, ofrecerles alcohol, explotarlos sexualmente, obligarles a realizar trabajos forzados, amenazarlos, humillarlos, insultarlos y ofenderlos.

Mingo y sus compañeros, confiesan que no han sufrido jamás doce de los tormentos descritos por el CAN, pero que ir todos los días a por agua a 20 kilómetros de casa es muy parecido a unos trabajos forzosos.

Máxima intensidad y calidad en el 'césped' de Akala

Los partidos que se juegan sobre el 'césped' de Akala no tienen nada que envidiar a muchos de los partidos que se juegan en Europa en ligas tan respetables como las centroeuropeas, cuyos viveros son precisamente estos descampados. Allí pudimos apreciar la intensidad, las ganas y la fuerza con que se emplean estos chicos que sueñan con emular algún día a Etoo, Drogba, Malouda, Essien o Kanouté. Hay cantera, ganas y fútbol. El 'césped' de Akala, un vivero de fútbol.