Madrid de lujo ante un Mallorca revelación

Las revelaciones se contrastan en estadios como el Bernabéu y los aspirantes se confirman ante los equipos de moda. Así se plantea la visita del Mallorca al Madrid, ocho puntos entre ellos. El partido reúne todos los alicientes: vuelve Kaká, repite Cristiano y el profesor Manzano regresa al banquillo forastero, lo que es garantía de emboscada (cuatro triunfos en Chamartín). El resumen es que nadie tiene razones para no jugar, reservarse o especular en nada. Y el hecho es reseñable porque no es frecuente que a estas alturas de Liga se encuentren dos equipos felices.

Para el Madrid el regreso de Kaká es como estrenar zapatos. Porque sin restar mérito al brillante trabajo de Van der Vaart, el brasileño es el futbolista preciso para relanzar al equipo después del impulso que dio Cristiano tras su lesión. Y volverá a un equipo más ordenado y sensato que aquel que dejó, esta vez con dos puntas por delante y tres centrocampistas por detrás. En ese mediocampo habrá novedades. Aunque Pellegrini no ensayó ayer con equipos significativos (nueve contra nueve y mezclados titulares y suplentes), las bajas de Ramos y Lass hacen pensar que Marcelo bajará al lateral y Xabi estrenará compañía: Gago a la derecha y Van der Vaart a la izquierda. El inconveniente es conocido y asumido: faltará profundidad. La inclusión de Guti fue la otra noticia de la convocatoria.

El Mallorca celebra la recuperación de Nunes, capitán y gladiador. Sólo hay dudas en el otro central: Ramis o Rubén. El resto no se toca. Especialmente, la punta de flecha que forman Julio Álvarez, Borja Valero, Castro y Aduriz. En ellos hay fútbol y remate, desborde y descaro. Champions, en definitiva.

El dato. No debemos olvidar, sin embargo, que la única asignatura pendiente de este Mallorca imparable (ocho de ocho en casa, como el Madrid) son los partidos a domicilio; la prueba es que sólo ha ganado en Pamplona (0-1). El único inconveniente será el frío y tal vez evite que nadie se detenga porque hay riesgo de congelarse. Lo demás es excelente. La luz (hermosamente artificial), el escenario, el césped calefactado y los protagonistas incandescentes.