L a pieza soñada por todos los aspirantes a la presidencia del Barça para el próxima curso es Cesc Fábregas, pero el lugar que deberá cubrir el club es el de Thierry Henry, probablemente. Tiene un año más de contrato, pero su rendimiento va a la baja y le rodea un run run con acento yanqui: la Liga americana podría ser su destino a partir el 30 de junio.

Guardiola está enamorado de David Silva que ocuparía la plaza de Henry si acaba saliendo. También gusta Juan Mata en el Camp Nou, otro valencianista y de juego similar al de Silva por el que se interesó hace un año la Juventus, pero sólo ofreció unos 20 millones de euros.

El problema es el Valencia, que no acabó lo que se dice contento con el Barça cuando fue a por Villa, el pasado verano. Tanto fue así que el presidente Llorente afirmó que el Madrid "sí había ido de cara y no como el Barça".

En Mestalla cavilan qué hacer con sus jugadores codiciados. Su deuda le puede obligar a vender al menos a uno de ellos y al respecto hay teorías. Una, los que de vender lo harían con Villa por razón de edad y porque Silva y compañía aseguran fútbol y ocasiones de gol para el delantero que supla al Guaje. Otra, que el dinero que recibirán por él lo deberán invertir en un ariete... peor. Los goles de Villa no los asegura nadie. Hay y habrá debate para rato.