Víctor Muñoz se convertirá esta misma semana, probablemente antes del jueves, en el nuevo entrenador del Real Zaragoza, después de que la catástrofe del Bernabéu se haya llevado por delante la interinidad de José Aurelio Gay. Tras la larga jornada de reflexión de ayer, los principales del club aragonés abordarán a lo largo del día de hoy el relevo definitivo en el banquillo, pero la decisión ya está prácticamente tomada. Víctor Muñoz se ha acabado imponiendo por el peso de la lógica y cogerá las riendas del equipo cuando concluyan las vacaciones de Navidad. A él, que ya lo hizo en 2004, se le va a encomendar otra vez la salvación del Zaragoza.
Tras la destitución de Marcelino, el Zaragoza peinó rápidamente el mercado de entrenadores, pero sólo llegó a negociar con dos, con Bernd Schuster, que se echó atrás después de haber dado un sí, y con Víctor Muñoz, cuya candidatura siempre ha sido mayoritaria entre los dirigentes del club y los miembros del Consejo de Administración.
El técnico aragonés lleva una semana en la recámara, aguardando a la espera de acontecimientos y sin querer realizar ningún tipo de declaración pública. Pero el Zaragoza ya sabe de primera mano que Víctor está dispuesto a regresar sin grandes condiciones, acaso la única sea la de la duración de su contrato -un segundo año supeditado al logro de la permanencia-, y la negociación entre ambas partes se antoja rapidísima, porque el dinero no va a ser tampoco un problema.
Ahora es el Zaragoza el que está obligado a actuar con urgencia, porque la humillación del Santiago Bernabéu ha liquidado de cuajo la provisionalidad de Gay, al que se situó al frente del equipo con la esperanza de que frente al Real Madrid y el Deportivo el Zaragoza ofreciera señales creíbles de cambio. A Gay no se le puede achacar ninguna responsabilidad, pero el 6-0 le ha eliminado como alternativa en estos momentos tan críticos, con el equipo derrumbado anímicamente y despeñado en la clasificación y con un clima de guerra civil entre la afición y la cúpula del club.
Éste será el tercer regreso de Víctor Muñoz al Zaragoza, y como los dos anteriores, el primero como jugador y el segundo como entrenador, en medio de una situación dramática. Además, el técnico aragonés ya fue la alternativa a Marcelino tras el último descenso, aunque cuando Agapito Iglesias se entrevistó con él en Lérida ya estaba cerrada la contratación del entrenador asturiano. Un año y medio después, y con el Zaragoza en caída libre, el accionista mayoritario se va a encomendar a la experiencia, al carácter, a la profesionalidad y al zaragocismo de Víctor Muñoz. Después de Navidad, este Zaragoza muerto estará en sus manos.
