'Italian Job' del Valencia para lograr el pasaporte

Europa League | Genoa 1 - Valencia 2

'Italian Job' del Valencia para lograr el pasaporte

'Italian Job' del Valencia para lograr el pasaporte

david gonzález (enviado especial)

Bruno y Villa firmaron el triunfo en un partido solvente

Para los que no valoren lo suficiente esta Europa League, les bastaría con ver el duelo de anoche en Marassi y calibrar el sufrimiento valencianista para pasar a dieciseisavos, para cambiar de opinión y comprobar que aquí hay nivel, que ésta es una competición mayor y que avanzar unas pulgadas cuesta un mundo. Y eso es lo que hizo ayer el Valencia, dar un paso hacia la gran final de Hamburgo superando la primera finalísima que se cruzó en su camino con un partido de oficio en el que logró una victoria épica, con el Guaje en plan héroe y villano. Primero alargó la agonía errando un penalti y luego zanjó la noche anotando el 1-2 final. Nadie de los que estuvieron sobre el campo olvidará lo vivido, tampoco los valientes que se desplazaron a Génova y todos los que sufrieron en el sofá viendo el asedio italiano que hacía planear el drama pero que terminó en alegría inmensa. Gritando el tanto de Villa con rabia, como si valiera un título y no un pase, pero era lo que tocaba porque cuanto más se sufre, más se disfruta luego y a los ches les tocó ayer gozar al recoger los frutos de una noche de faena de aliño, de Italian Job al estilo valenciano.

El Valencia controló como le convenía la primera parte, poniéndole la guinda en el tiempo añadido cuando Bruno firmó un 0-1 al filo del descanso que dejaba el pasaporte a dieciseisavos casi sellado. Al Genoa ya le tocaba ir a muerte porque cada minuto le alejaba más de la clasificación. Gasperini tocó a rebato y los suyos salieron enchufados para colocar el partido en una locura que les favorecía. Lo peor que le podía pasar a los ches era lo que logró Crespo en el 50', un gol que encendió Marassi de nuevo. El viejo rockero aprovechó la que tuvo.

Los de Unai aguantaban el asedio, defendiendo con milimétrica preparación cada córner. Al Valencia sólo le quedaba la opción de la contra y la entrada de Pablo fue una bendición. El interior regaló un pase a Joaquín que terminó en penalti. Ahí estaba el pasaporte, pero Villa lo desperdició. Tocaba sufrir hasta el infinito, pero Villa se resarció sobre la campana y firmó un 1-2 celebrado con una avalancha de abrazos. No era para menos.