El conjunto soriano llegaba a Vallecas a por la tercera victoria seguida. Sabía que el juego en alto es el punto débil local, y para ello le sacó centímetros. Querían ganar a base de balones aéreos.

Pero Mel sabía de esta posibilidad, y para ello sacó jugones en el medio del campo. Míchel quedó en el banquillo esperando su oportunidad en la segunda parte, Ángel se situó en el centro junto a Movilla, Quero a pierna cambiada en la izquierda y Aganzo de enganche arriba por delante de la medular. Ante la intención de jugar en el aire, el Rayo contaba con gente que sabía moverla, y bien, por abajo.

Pronto se vio que la balanza se iba a inclinar en favor de los locales, Susaeta estaba muy activo por la derecha y Aganzo hacía un gran trabajo sin balón para mover la defensa y crear espacios, ya vendría su gran trabajo con el balón. El Numancia era muy rápido en las salidas, pero sus contragolpes empezaban muy atrás y apenas llegaban con peligro arriba.

El primer tanto fue de Coke, su primero legal de la temporada después de dos anulados y otro asignado a Pacheco, a pase de Quero, muy motivado ante sus ex compañeros.

Pero el protagonista hoy iba a ser Aganzo, quien, una vez recuperado de sus numerosos problemas de lesiones y molestias, demostró que vuelve a tener confianza en sí mismo y pólvora.

Demostraría su valía en el 30 y el 44 con sendos tantos, de diferente factura, el primero de cabeza, y el segundo de pillo al aprovechar un balón muerto en el área chica que sólo él supo tocar.

En la segunda mitad el Rayo bajó el ritmo, no era cuestión de hacer sangre sobre el rival, un Numancia que hoy estuvo lejos de su mejor versión y que no fue rival para el conjunto local. Quero pudo aumentar distancia y Pachón fue demasiado bueno al ceder un balón a Rubén Castro mediado el segundo tiempo en lugar de rematar él.

Tan sólo Lago Junior aprovecharía la dispersión local en defensa en algunos tramos para hacer el tanto visitante, a los pocos segundos de ingresar en el campo.

Y en los minutos finales, Míchel el más fresco del campo, dribló a todo el que le salió de la defensa numantina, portero incluido para en el último instante regalar el gol a Pachón que no perdonó. Los dos veteranos tenían que demostrar que están al mismos nivel de los jóvenes.