El Betis pierde 35.000 aficionados en Segunda

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El Betis pierde 35.000 aficionados en Segunda

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toni rodríguez

Arzu: "Es la peor situación que recuerdo del beticismo"

La noticia en Heliópolis el domingo no fue que 3.000 personas desertaron hasta el minuto 20 del partido ante Las Palmas para manifestarse contra Lopera. Lo insólito fue la desoladora entrada: 16.237 espectadores según cifras oficiales del club. A grandes rasgos, casi 35.000 béticos menos que en la última jornada de la temporada pasada, la del descenso ante el Valladolid, cuando se llegó a 50.000. Una expresión inequívoca de una fractura social que ya parece irremediable. Porque más allá de la manifestación, lo que expresó el beticismo fue una abstención. Directamente, ni fue al campo. Un sentimiento de hastío por lo que hay (Lopera) y casi descreimiento de cualquier bando de los muchos en los que se ha atomizado el club en los últimos tiempos (oposición). Arzu, mediocentro, uno de los veteranos de la plantilla, lo resumió con crudeza: "Es la peor situación que recuerdo del club y del beticismo". Impecable análisis.

Lo más paradójico, sin duda, es la petición del club para que la afición no secundase el plante cuando el que no va al campo es Lopera, que tiene abandonado el palco desde el partido del Centenario ante el Milán (agosto de 2007), aparición fugaz además porque Lopera había dejado de ir desde que en diciembre de 2005 la afición le cantó "Bota de Oro" en un partido de Champions ante el Anderlecht. Miguel Cuéllar, de la Fundación Heliópolis, lo resume así: "La peor situación de nuestra historia. El bético ya no se identifica con Lopera. Pero el beticismo no está muerto, se vio en Cádiz".

Lo peor puede estar por venir. El Betis permite que los abonos se paguen en dos plazos. Antes del 31 de diciembre la afición debe hacer frente a la segunda parte del pago y el club teme que las gradas se queden despobladas. Ni una posible recuperación deportiva da garantías de que el socio termine la temporada. Una lluvia de pancartas e iniciativas se mueve cada dos semanas en el Betis. Es casi una revuelta.