Rivera fue el héroe de la noche. Impuso su ley en el centro del campo con un trabajo tan efectivo como espectacular, que provocó que El Molinón corease su nombre. Diego López rechazó dos penaltis, pero no fue suficiente para impedir el triunfo de un Sporting que fue más inteligente. El primer tiempo tuvo un desarrollo equilibrado, con dos equipos que se tenían mucho respeto. El Villarreal tuvo más posesión de balón, pero en ningún momento encontró sitio para que Rossi o Nilmar tuvieran opciones de remate. El conjunto amarillo tenía más toque, pero sus intentos de hacer diagonales para buscar la espalda a los zagueros locales eran infructuosos. El estilo de los rojiblancos era el anunciado por Manolo Preciado para robar y contraatacar, aunque los principales apuros que pasó Diego López fueron en jugadas de estrategia, con remates en saques de esquina de Gregory, en dos ocasiones, y de Botía, o un despiste del portero visitante, que Barral concluyó con un tiro que dio en su poste izquierdo.
El juego resultó vivo, aunque en el centro del campo pesaba más el trabajo del omnipresente Rivera y del recuperado Míchel, quienes dejaban demasiado retrasados a Bruno y Senna, con lo que Nilmar y Rossi les quedaban excesivamente lejos. Sólo Pires, uno de los más activos del Submarino, daba sensación de peligro por sus pases diagonales, que encontraban casi siempre el sentido de la anticipación de la zaga local. No faltó la guinda de un quisquilloso Clos Gómez, que estuvo permisivo con las pérdidas de tiempo de Rossi y Bruno, sin ver punibilidad en dos acciones en las que Barral acabó en el césped del área visitante. Fue más falta de fuelle que falta de los zagueros castellonenses.
Tras el descanso, el Villarreal salió mejor posicionado y controló la situación, pero no el partido. El Sporting tuvo una defensa infranqueable, que aburrió a Rossi y a Nilmar. El balón era de los castellonenses, pero no llegaba al área gijonesa. Y, si lo hacía, la cabeza de un Gregory espectacular y de un sensacional Botía que apagaba a los atacantes del Submarino, que no entraron en juego.
Dos penaltis. El Villarreal perdió fuerza con la marcha de Marcos Senna. Además, pronto llegó la falta de Gonzalo a De las Cuevas, con penalti y expulsión. Lanzó Rivera y rechazó Diego López, pero Bilic cruzó al fondo de la portería. El partido se abrió. El Villarreal se lanzó a la desesperada, con Eguren como central adelantado. Entró Ibagaza. También Llorente, que tuvo una ocasión para empatar, pero Juan Pablo lo evitó. En una contra llegó otro penalti, que Diego López le detuvo a Bilic. El partido se acabó con una fuerte presión amarilla sin premio ante una defensa sobresaliente.
