El Celta se encontrará el próximo sábado con un viejo conocido, como es Diego Tristán. El actual delantero cadista fue verdugo de los celestes en aquellos grandes derbis de principios de la década. Iago Aspas veía por entonces aquellos duelos fratricidas desde la grada y todavía tiene fresco en la memoria aquel mítico momento en el que Rogerio Vagner propinó una espectacular patada a Diego Tristán: "Debe ser de las pocas veces que vi aplaudir tanto a un jugador sin que metiera un gol. Yo en el momento me quedé perplejo, porque no ves esas patadas todos los días, pero después lo celebré como si fuera un gol".

El hermano de Iago, Jonathan, llegó a jugar algún derbi con Tristán enfrente. El pequeño de los Aspas admite la categoría que poseía el sevillano: "Tristán, con Djalminha por detrás, le hacía mucho daño al Celta, porque estaba en su mejor momento de forma. Ahora ya está en la cuesta abajo de su carrera. Seguramente alguna vez le habré insultado o silbado desde la grada, como a todos a los que le ganan al Celta".

Tristán llegó en verano como el fichaje estrella, pero no ha terminado de cuajar en el conjunto cadista. Aspas cree que el ex deportivista está en el declive de su carrera: "Es su delantero estrella y su jugador franquicia, aunque ahora no esté disputando de minutos. Quizá sea porque ahora está en horas bajas".

Para el jugador moañés, enfrentarse al delantero de La Algaba no será el único aliciente del encuentro: "El Cádiz es un rival bonito por su campo y por su historia".