Dos días después del atraco en el Stade de France, a Irlanda no se le había pasado el berrinche. Ni a Francia la vergüenza. Muy al contrario: la grandeur gala, ese extraño sentimiento entre la poesía y el quedar bien, se fue resintiendo en frío, con el paso de las horas. No fueron pocas las voces galas que pedían el replay del Francia-Irlanda, entre ellas la más importante, la del propio inductor de esta crisis futbolística mundial, Thierry Henry: "Repetir el partido sería la solución más equitativa, pero esto está fuera de mi control", aseguró el futbolista francés en un comunicado enviado a un canal de televisión británico. "No soy un tramposo y nunca lo he sido. Fue una reacción instintiva a un balón que llegaba extremadamente rápido a un área de penalti muy poblada. Nunca he negado que controlé el balón con la mano. Se lo dije tras el partido a los jugadores irlandeses, al árbitro y a los periodistas". Henry añadió sentirse "apenado", pesar al que se sumaría, horas después, parte de la clase política francesa. "Sería bueno que se volviera a jugar el partido. Es triste haberse clasificado con esta trampa", dijo Christine Lagarde, la ministra de Economía francesa. Sarkozy, su jefe, se había sacudido las preguntas como suele, con algunas disculpas y mucho sarcasmo.
Vista la predisposición de su rival y una vez conocida la negativa oficial de la FIFA a repetir el partido, la Federación Irlandesa de Fútbol (FAI) tiró por la calle del medio y decidió pedirle el replay directamente a la Federación Francesa (FFF). Querían los gaélicos que los galos se dejaran de buenas intenciones y presionasen también para ver si a Platini se le ablandaba el corazón y aceptaba que se jugara otro encuentro. Y la FFF hizo caso omiso, mediante este comunicado: "La decisión de la FIFA es definitiva y debe ser respetada". "Se nota que sólo eran lágrimas de cocodrilo", observó luego Mike McDint, directivo irlandés.
Hay mucho de eso. Hay, en la FIFA, en Francia e incluso Irlanda demasiada gente que no apoyaría la repetición de la repesca en ningún caso. El propio Domenech, seleccionador francés, se ganó algunos detractores más al afirmar que no se hará "el harakiri" por un error arbitral. Hay hasta tránsfugas. Duff, jugador irlandés, sorprendió al afirmar que "entendía a Henry" y que él hubiera hecho "lo mismo". Roy Keane, ex internacional con Irlanda y ex del Manchester, parecía el enemigo en casa: "Le dieron con la mano, pero ¿cómo puedes dejar que un balón bote en el área pequeña? ¿Dónde diablos estaba el portero? Esas cosas se aprenden en preescolar. Irlanda tuvo sus opciones en los dos partidos, pero nunca las aprovechó. Ahora vemos la habitual reacción de la Federación diciendo que 'nos han robado' que si 'la honestidad del juego'... Basura". No es la primera vez que Roy se mete en un charco así. Él, tan amante del juego sucio, que tan bien se sintió siempre al calor de la polémica.
