Se mascó la tragedia

Copa del Rey | Valencia 2 - Alcoyano 2

Se mascó la tragedia

Se mascó la tragedia

El Valencia se dejó empatar y acabó clasificándose con apuros. El Alcoyano hizo un gran partido y rozó la machada. Las rotaciones mostraron su lado negativo.

A este Valencia le va la marcha. Otra vez, y ya van cinco esta temporada, se dejaron empatar un partido que tenían ganado. Los ché pasaron de ir venciendo por 2-0 a pedir la hora en el 90', con 2-2 y el Alcoyano, que rozó la gesta marcándose un partido excelente, buscando el gol que le habría bastado para clasificarse, dejando otra vez en evidencia al Valencia de las rotaciones, que, después de cumplir en la ida, volvió a suspender ayer.

Y eso que las cosas se le pusieron de cara muy pronto a los de Emery. Sacando petróleo a la picardía que ofrece el balón parado de un córner, Carlos Marchena se adelantó a su par en el primer palo y peinó un centro medido de Joaquín colocando el balón dentro de la portería de Dorronosoro. Con este gol, se ponía en escena el guión previsto por la lógica, con el Valencia por delante en el marcador y con un Alcoyano que se convertía en invitado de honor de un partido de trámite para los ché. Algo que quedó aún más refrendado en los minutos 12 y 15. Primero, con el gol que Ramírez Domínguez anuló, sin razón, a Jordi Alba, quien aprovechó una precisa pared de Del Horno para fusilar a Dorronsoro. Este tanto no subió al marcador, pero sí lo hizo el fruto del contragolpe perfecto perpetrado por Del Horno, Miku y Zigic, autor del segundo gol ché.

Este tanto supuso, en ese momento, una losa para el Alcoyano, que veía cómo lo que parecía una cuesta arriba complicada de escalar antes del partido se convertía en un puerto de primera. Pero, lejos de arrojar la toalla a los pies de la montaña, los de Paco López siguieron adelante con su apuesta de juego atrevida y fueron ganando terreno a medida que bajaba el pistón el Valencia, cuyo juego ofensivo se limitó a las jugadas que se creaban los hombres de banda (incisivos Jordi Alba y Joaquín) y Miku, quien ayer se mostró activo y aprovechó la oportunidad que le dio Emery para reivindicarse. El Alcoyano fue creciéndose y a esto contribuyó el Valencia, que a medida que pasaban los minutos se veía perjudicado por ese extraño síndrome que viene padeciendo esta temporada. Son esas lagunas de concentración que afectan al equipo de vez en cuando y que llevan a pasar apuros innecesarios. El ejemplo queda personalizado en Alexis, quien reapareció ayer y, lejos de aprovechar la nueva chance que le dio Emery, se fue al vestuario autoexpulsado en el 41' después de ver dos amarillas absurdas. Dos minutos antes, Víctor había sorprendido con un derechazo desde 25 metros que se coló junto al palo izquierdo del arco de un Moyá que quizá podría haber hecho más por desbaratarlo. Así, con el Valencia sumido en una pájara y el Alcoyano envalentonado (Adrià mandó un balón al larguero), se llegó al descanso, que aprovechó Emery para reajustar a su equipo dando entrada a Mathieu y Dealbert.

Apuros.

Pero lejos de surtir efecto el golpe de timón dado por Unai, su equipo volvió a mostrarse impreciso y el Alcoyano siguió en la línea ascendente con la que había terminado el primer tiempo. Tanto es así que, a medida que pasaban los minutos, los de Paco López se iban a asomando con más frecuencia a la portería de Moyá, que protagonizó el extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde, al pasar de salvar a su equipo con una mano providencial en un remate de cabeza a dejar que se colara por su palo un disparo lejano de Carpio, quien metió, con el segundo gol del Alcoyano, el miedo en el cuerpo al Valencia, que acabó pidiendo la hora. El partido terminó con el Alcoyano rozando la machada y el Valencia, pitado por su afición, la tragedia.