Tiene trampa lo del tridente che, porque realmente son cuatro sus integrantes, aunque se alternan para marcar y lo hacen de tres en tres y esto vuelve loco a los rivales porque no saben bien por dónde le vienen los indios. Ayer contaron con el planteamiento de Marcelino como aliado, pues el técnico intentó ahogar la medular local adelantando las líneas y lo que consiguió es facilitar las cosas para que el Valencia les matase enlazando una contra con otra y disfrutando de un océano de espacio a la espalda de la defensa aragonesa. Albelda, sí, Albelda, mandó precisos envíos al espacio y por ahí entraron Mata, Villa y Pablo para repartirse asistencias y goles. Eso sí, el primero de ellos, el que abrió la lata, centró la polémica pues el Guaje roza el fuera de juego, pero Muñiz consideró que no intervenía en la acción (y sí lo hacía) en la que Mata firmó el 1-0.

El Zaragoza se quedó sin reacción y, mientras buscaba su rumbo, desde la medular Albelda seguía enviando regalos a la espalda de la zaga visitante, finiquitando el encuentro antes del descanso, al que se llegó con 3-0. Marcelino fue expulsado y desde la tribuna vio cómo López Vallejo se entonaba y evitaba una goleada mayor.

Los de Emery bajaron su intensidad por el cansancio europeo y el Zaragoza agradeció la entrada de Babic, que intervino en el 3-1 de Abel Aguilar (su cuarta diana), además de anotar un gol que fue anulado con justicia. Ahí se esfumó el fantasma de la remontada y los ches confirmaban que su puesto, de la mano del Tridente, está en la Champions.

El detalle. El 1-0, polémico

En el 1-0, la defensa del Zaragoza se paró al ver que el linier levantaba el banderín por fuera de juego de Villa, que no intervenía. Mata arrancó por detrás y marcó.