Más Navas y a octavos

Liga de campeones | Sevilla 1 - Stuttgart 1

Más Navas y a octavos

Más Navas y a octavos

Marcó con el brazalete pero el Stuttgart evitó el pleno

El Sevilla estuvo a veinte minutos de ser el único equipo de los 32 de la liguilla final de la Champions que había ganado todos sus cuatro partidos, pero los astros no jugaron a su favor. Jiménez metió a Duscher para conservar el resultado obligado por el indecente estado físico de Romaric. Pero el argentino se rompió y, con 1-0, al Sevilla no le dio tiempo ni de reorganizarse. Kuzmanovic, aprovechando el océano que había entre líneas, soltó un derechazo que hizo carambola y despistó a Javi Varas. Y al final el Sevilla tuvo que dar las gracias por el punto en una noche que no fue mágica pero que mete al Sevilla en octavos de final y le asegura virtualmente el liderato. Otros no pueden decir lo mismo. Sucede que al Sevilla le hubiese gustado un pleno que tuvo muy cerca. Jugó un primer cuarto de hora primososo, muy a su estilo, que culminó con un gol de Navas en una triangulación fugaz de las que ha dado fama europea al equipo. Romaric, con una pierna izquierda que es un diamante, lástima de sobrepeso, conectó con Luis Fabiano y éste buscó de memoria al de Los Palacios, que definió con pausa taurina en su pierna derecha. Lehman, al suelo. Anoche estuvo en Sevilla López Caro como enviado especial de Hierro y Del Bosque. La duda es si le aclarará o le nublará el futuro con la Selección. De momento Navas, capitán ayer, habló en el césped. Ahí ni duda ni se corta. Luce con orgullo el brazalete, golea y da juego. Y anunció, casi temblando, que hoy decide..., veremos.

Si el Sevilla se lo hubiese propuesto, era un partido de goleada. Lo pareció por un momento. Depresivo, el Stuttgart entregó la última media hora de la primera parte y pareció sacar bandera blanca, pero la lesión de Koné y la falta de tensión del grupo de Jiménez emparejó artificialmente el partido. Babbel, al que sobran vidas porque su afición le respeta, debió sentirse responsabilizado cuando le anunciaron que Beckenbauer andaba por el Pizjuán comentando el partido y movió el árbol. Hizo cambios en la segunda parte e, increíblemente, fue capaz de voltear el espíritu del Stuttgart, que se volvió duro. Así coleccionó oportunidades y balones en los postes hasta que Kuzmanovic dio con la tecla.

El final se le hizo eterno al Sevilla. No esta liguilla, que ha finiquitado antes que nadie.