Pellegrini repite once en busca del primer puesto

Liga de Campeones | Milán - Real Madrid

Pellegrini repite once en busca del primer puesto

Pellegrini repite once en busca del primer puesto

Raúl, en el banquillo. El renacido Ronaldinho, amenaza milanista.

Nunca pensó el Madrid que los partidos decisivos le llegarían tan pronto. Sin embargo, el primero ya está aquí. Lo que hoy suceda en San Siro debería influir decisivamente en el orden final del grupo y el asunto no es menor: se trata de evitar a un hueso en octavos, de cumplir con el protocolo de los favoritos y de no anticipar los problemas.

Para conseguir esa ventaja lo más recomendable es vencer esta noche (fácil decirlo), ya que cualquier otro resultado permitiría al rival depender de sí mismo.

El tamaño del desafío se mide con un dato: el Madrid nunca ha ganado en San Siro en cinco visitas de competición oficial. Venció, es cierto, en el Centenario milanista (1-5), con Guti de estrella (dos goles), pero han pasado diez años y poco queda de aquello y de aquellos. Gutiérrez, recordarán, no se encuentra entre los convocados.

Todo indica que Pellegrini afrontará el reto con el mismo once que se enfrentó al Getafe; es decir, con Raúl de suplente. El indicio conmociona tanto al raulismo que hay quien sugiere una sorpresa en base a un movimiento registrado en el ensayo de ayer: Raúl de centrocampista por la izquierda, en lugar de Marcelo. Sería extraño, pero cuadraría los egos.

El Milán no alberga dudas: jugarán los de Madrid. La vida les sonríe desde su resurrección en el Bernabéu (han ganado diez de los doce últimos puntos en Liga) y los años ya no son un lastre, sino una experiencia enriquecedora. Hasta Ronaldinho, brillante ante el Parma (2-0), parece volver, lo que debería tensar a los madridistas en general y a Kaká en particular. Porque sobre Ricky se fijan todas las miradas: las amables y las susceptibles. Hoy le toca romper el cordón.

Para reforzar la sensación de viaje al frente, el Madrid sufrió turbulencias en el avión y fue recibido en Milán con lluvia y frío (9º). Clima serio para un partido solemne y un estadio histórico: lo construyó en 1926 el milanista Piero Pirelli (hijo del fundador de la factoría) y en 1980 fue rebautizado como Giuseppe Meazza, en recuerdo al bicampeón mundial (34 y 38) que jugó dos años en el Milán y doce en el Inter.

Quien sienta miedo equivoca la perspectiva. Se trata de un partido a la altura del proyecto del Real Madrid. Tal vez lo que hacía falta.