Ibrahimovic tiene la llave

Liga BBVA | Barcelona 6 - Zaragoza 1

Ibrahimovic tiene la llave

Ibrahimovic tiene la llave

El Barça 'aprende' a buscar al sueco por arriba. El Zaragoza no aguantó ni media hora. La goleada, con un hat-trick de Keita, cierra la supuesta crisis.

Zlatan Ibrahimovic ha entrado en acción. No es que no hubiera aparecido aún en esta Liga, como acreditaban sus cinco goles en las cinco jornadas iniciales. El asunto ahora es que, por fin, el Barcelona -el equipo, su entrenador, sus lanzadores- ha entendido que el sueco está en posesión de la llave para abrir los partidos más espesos. Tras un empate deslucido en Valencia y la insospechable derrota europea en casa ante el Rubin Kazán, las especulaciones sobre una posible crisis de juego, de fatiga física y psíquica, cotizaban bien en las apuestas. Pero anoche, ante un Zaragoza que va a menos y que ni siquiera consiguió entrar en el partido, el Barça goleó con un arma hasta entonces inutilizada: los pelotazos largos para Ibrahimovic, 192 centímetros de delantero y no por ello exento de técnica y clase con los pies.

Desde el fondo, Ibrahimovic fue buscado a menudo por Xavi, pero incluso por Piqué o Chygrynskiy, lo que demuestra que la consigna era cosa de Pep Guardiola. Sorprendió que el técnico blaugrana no usara este recurso en otros días grises, como ante el Almería o los citados antes; pero, más temprano que tarde, ha sabido Guardiola que cuando Xavi e Iniesta son taponados, cuando a Messi lo esperan los defensas en tándem, cuando no basta con que el balón esté en posesión de su equipo, sino que circule rápido hacia las posiciones donde lastima al rival, entonces es el momento de tomar un atajo. Porque el estilo no está reñido con la eficacia, pero a veces también es válido buscar la victoria por senderos alejados de la pasarela y del lujo.

Ni media hora.

Lo curioso es que, aunque en el guión de Marcelino estaba subrayado todo lo dicho, el Barça sólo usó la vía aérea en busca de Ibrahimovic durante los minutos iniciales. No necesitó mucho más, porque borró desde el comienzo al Zaragoza, al que despistó con algunos retoques tácticos. Por ejemplo, la posición a menudo avanzada, por el centro, de Seydou Keita, lo que sembró de dudas al fondo aragonés, que no lograba achicar tanta agua. Con una posesión de la pelota que alcanzó por momentos un insólito 77 por ciento, recuperando cerca de Carrizo, el Barça llegó con claridad nada menos que cinco veces en 20 minutos, y la siguiente abrió el grifo de la goleada. Lo hizo Keita, autor de un triplete para superar los dos de Ibrahimovic, que se iría del campo ovacionado, con el público puesto en pie.

Ni media hora duró la oposición del Zaragoza, desbordado en todas sus líneas, que fueron dos, porque la delantera sencillamente no existió: la única aproximación hasta Valdés fue obra de Arizmendi, tras un error de Piqué, a los 16 minutos, y acabó en un tirito del atacante que el portero blocó sin problemas. El resto fue un vendaval blaugrana, un festival de taconazos, regates, vaselinas, pases al hueco, centros por alto y por bajo, triangulaciones a ritmo vertiginoso... toda la colección de bombones que es capaz de ofrecer este equipo cuando no lo ataca el virus FIFA. Porque incluso con bajas como la de Daniel Alves o la de Thierry Henry, que lo vieron desde la tribuna, este Barça es capaz de deslumbrar.

Al final, con todo liquidado, la entrada de Lafita y Ewerthon dio la posibilidad de alguna llegada, y en una de ellas el Zaragoza borró el cero de su maltrecho casillero, después de una gran parada de Valdés, que no pudo con el disparo de Jorge López. Y quedaba tiempo para que Leo Messi, que había buscado el gol con ahínco, marcara uno de los suyos, de vaselina, para recuperar la sonrisa que entre su deslenguado seleccionador y las desaforadas críticas de algunos medios argentinos consiguieron borrarle durante varias semanas. Ahora todo vuelve a su lugar de origen.