Hoy no hay polémica posible: debe jugar Raúl. Porque no hay otro, mayormente. Como si de una maldición se tratase, Tutankhamón ha castigado a todos aquellos que han osado profanarle la tumba, asunto que irrita especialmente cuando aún no estás muerto. El hecho es que cae aniquilada la oposición al capitán, la leal y la otra. Vean: de la primera plantilla del Madrid, ayer no viajó más delantero que Raúl, titular a sus anchas, indiscutible e irrebatible.
Haría bien el Sporting de Gijón en vigilarle porque el faraón ya le marcó cuatro goles en los dos partidos de la pasada temporada (7-1 y 0-4) y esta noche no tiene que compartir la presa.
Además de la inmortalidad de Raúl hay que destacar la plaga de bajas que fustigan a la delantera del Madrid. Higuaín todavía no se ha recuperado de la contractura en el cuádriceps izquierdo que arrastra desde que jugó con Argentina. Benzema ha sido el último en desplomarse y lo ha hecho con una lesión algo más confusa, hematoma en ambos pies, como si le hubiera pisado un gigante (Raúl, dirán los malvados). Ya que esas bajas se suman a las de Cristiano Ronaldo y Van Nistelrooy, Pellegrini ha tenido que convocar al paraguayo Javier Acuña, del equipo filial.
Es fácil que el Sporting ni se inmute. Además, su planteamiento debería ser hacia dentro antes que hacia fuera. Me explico: la pasada temporada afrontó esta cita tan sobreexcitado y tan encendido por El Molinón que perdió toda su identidad. Un error fatal. Porque asumido que las amenazas del Madrid son incontrolables, la mejor opción es ser tú mismo. Y el Sporting es alguien, y estimable en pleno arrebato.
Cambios.
Ausente Lass por asunto familiar grave (como en los partes de Radio Nacional), Pellegrini apostará por un mediocampo con Granero, Xabi, Diarra y Drenthe o Guti, que regresó a la lista junto a Metzelder y Gago. Kaká ejercerá de segundo delantero y por fin le veremos en el puesto que muchos le asignan. El Sporting (volvió Cuéllar a la convocatoria) repetirá por vez primera alineación, la misma que venció en Bilbao, con De las Cuevas (ha marcado cuatro tantos ya esta temporada) como principal y refrescante atracción. Por cierto, Pellegrini no se juega el puesto; se juega la paz.
