El Villarreal tampoco levanta cabeza en Europa. Y el golpe que recibió anoche en el Olímpico de Roma es de los que más daño hace. Porque llegó en el tiempo de descuento; porque no hizo justicia a lo que se había visto durante los 90 minutos; y, sobre todo, porque complica de manera notable el futuro de los de Valverde en la Europa League. Una derrota en el partido en el que, probablemente, más méritos habían hecho los amarillos para conseguir la victoria, sobre todo con una primera mitad brillante. Sin embargo, con el 1-1, el Submarino se vino abajo en el segundo acto, en la que le pudo la ansiedad por sumar un buen resultado en Roma y terminó cayendo ante un Lazio que desde el minuto 68 se encontraba con un hombre menos por la expulsión de Matuzalem. Sin duda, una derrota dolorosa que deja aún más en el aire el futuro de Ernesto Valverde, que ya no sabe qué hacer para sacar a flote un equipo al que la suerte también parece que le ha dado la espalda. Hay que ver para creerse todas las ocasiones que falló el Submarino.
Y eso que en la primera mitad, se vio a un Villarreal diferente, alegre, protagonista siempre con el balón y con recursos para plantarse en el área rival. El problema es que, por desgracia, a este Submarino le seguía faltando puntería. Porque sólo así se entiende que no consiguiera marcar en el primer cuarto de hora después del acoso al que sometió a Bizarri. La ocasión más clara la tuvo Nilmar en el 6', pero el brasileño erró después de sentar al meta argentino. Todo lo contrario que Zárate. El ariete del Lazio aprovechó la primera (y prácticamente única) aproximación local en el primer acto para firmar el 1-0 a pase de Julio Cruz. Un mazazo para los amarillos, que supieron superar la ansiedad y confirmar su reacción con el gol del empate de Eguren. Un 1-1 que hacía justicia.
Todo lo bueno que se había visto en la primera mitad se perdió en la segunda. El Submarino bajó una marcha y con eso ya no le daba para apretar a un Lazio que avisó primero con una ocasión de Foggia; después con un disparo al palo de Zárate; y más tarde con dos remates de Julio Cruz y Rocchi. La respuesta amarilla, un par de ocasiones de Rossi y Eguren. Escasa ofensiva y más desde el 68', cuando la roja a Matuzalem dejó al Lazio con diez. Valverde movió el banquillo y sacó a todos sus atacantes en lugar de reforzar una medular agotada. El partido se convirtió en un intercambio de ocasiones, con un último cuarto de hora de vértigo, en el que las mejores ocasiones fueron siempre locales. Avisó Zárate; respondió Llorente; pero apareció Rocchi en la prolongación para acabar con un Villarreal que no levanta cabeza. Y lo peor es que ya no sabe qué hacer para conseguirlo.
