Hace un mes que Pep Guardiola sopesa la posibilidad de dar descanso a Leo Messi, y ahora parece haber llegado el momento. "Si puedo, le voy a dar descanso, pero ya veré cuándo o dónde", dijo ayer el técnico del Barça. Salía así al cruce de algunas versiones que afirman que el Pulga será titular hoy, para ir al banquillo el domingo, ante el Zaragoza, y ni siquiera entrar en la convocatoria para viajar a León, en el debut copero, contra la Cultural. Sea como fuere, Messi está en el punto de mira, gracias al lenguaraz Diego Maradona y al despropósito táctico que ha hecho de Argentina, de lo que Leo sale directamente lastimado.

Pero, sea como fuere, Messi está, algo que no puede decirse de Zlatan Ibrahimovic. Ayer se entrenó, pero Guardiola no decidirá hasta poco antes del partido si el sueco ya se ha recuperado de un golpe de consecuencias muy dolorosas.

¿Rubin qué?

Hasta en las promos de algún programa de radio hacen bromas sobre lo ignoto del rival ruso. El Rubin Kazán será un animal agazapado esta noche, se quedará en la cueva y esperará, quizás hasta el 4 de noviembre, cuando aliado con el frío y un campo helado pueda frenar al vigente campeón. Aunque Guardiola lo pinte -como hace con todos- como un rival ordenado, fuerte físicamente, bueno en el juego aéreo y peligroso en el contraataque, el Rubin no es más que un bebé que da sus primeros pasos en la Champions League, atado al cambio de ritmo y la pegada del Chori Domínguez, uno de los cientos de prematuros emigrantes del River Plate.

Todo aquello que no acabe en goleada culé será una sorpresa. Incluso si no jugase Messi.