Desde el comienzo, el equipo serbio, bajo presión del imperativo de ganar y asegurarse ya esta noche el paso directo al Mundial, optó por un juego ofensivo, aunque los rumanos se mostraron muy diestros y peligrosos en los contraataques.

Los serbios crearon varias ocasiones en los primeros 20 minutos, pero no lograban marcar y su juego empezaba a caer sobre todo entre los centrocampistas, pese a los intentos de la hinchada de animar el juego con constantes gritos "Queremos victoria".

Desde el minuto 26 hasta el 32, el equipo rumano hizo varias faltas seguidas contra los jugadores serbios para reforzar la presión sobre sus nervios en un partido tan importante, lo que les valió cuatro tarjetas amarillas.

En el minuto 37, los serbios se adelantaron con un tanto del valencianista Zigic, que causó una explosión de entusiasmo entre la hinchada y los jugadores.

El segundo tiempo comenzó con la evidente seguridad de los serbios, arropados por los hinchas deseos de buen juego, que derivó en un gol de Pantelic en el minuto 50.

El técnico rumano Lucescu intentó animar el juego de su equipo al introducir a dos nuevos jugadores.

Siguió un juego con bastantes ocasiones tanto para serbios como para rumanos, pero los serbios dominaron y mostraron su superioridad. En el minuto 78, Kuzmanovic marcó el tercer gol para Serbia y aseguró la victoria y clasificación mundialista.

A continuación, los rumanos perdieron los nervios y terminaron el juego con 10 jugadores, después de que el árbitro castigara con la tarjeta roja a Chivu por una falta contra Pantelic.

Los serbios, alentados por el ambiente de entusiasmo y alegría, marcaron dos goles más: Jovanovic, en el minuto 87, y el quinto, en el 92.

Antic declaró tras el encuentro que está "muy feliz" por llevar a la selección al Mundial y "enviar al mundo una buena imagen de Serbia".