Sandro Rosell sabe qué es lo que quiere el aficionado del Barcelona. Oficiosamente precandidato para las próximas elecciones que vivirá el club en primavera, el ex vicepresidente culé y reconocido empresario trata de moverse con muchísimo sigilo en sus movimientos. Una de las cosas que le pedirán los socios es que levante las alfombras y que dé a conocer cómo están las cuentas del club de manera real; la otra, que traiga futbolistas contrastados que refuercen aún más a un colectivo que para muchos es el mejor del mundo.

AS les viene anunciando desde hace mucho tiempo las intenciones de Rosell en materia de fichajes. Y Cesc Fábregas es el primero de la lista, tal y como se publicó en estas páginas en el mes de mayo. Las relaciones entre Sandro, el jugador y su entorno son sencillamente excelentes. Es más, cuando en 2003 el Arsenal aprovechó el vacío de poder que vivía el Barcelona para llevarse al medio a Londres, a Rosell le faltó tiempo, una vez nombrado vicepresidente deportivo, para subirse en un avión y sentarse ante David Dein (director ejecutivo del Arsenal, entonces). En aquel encuentro le arrancó una opción preferencial en caso de que los gunners decidieran vender al catalán en el futuro. Las charlas siguen avanzando y Rosell es consciente de que Cesc será uno de los fichajes mediáticos del próximo verano.

Intereses comunes.

Además, la firma de ropa deportiva que patrocina al jugador es la misma para la que trabajó Rosell durante mucho tiempo y mantiene una gran relación con sus ejecutivos. Por si fuera poco, Nike tiene un contrato firmado con el Barça y Cesc es uno de sus principales iconos.

El tiempo dirá qué pasa, pero Rosell controla el juego. Cesc tiene contrato en vigor, algo que él no se cansa de repetir, pero volver a casa con un proyecto ganador, como el que pretende Rosell, no es para tomárselo a broma. Sandro lo sabe y apretará con fuerza.