Sinfonía en Ibrox Park

Liga de campeones | Glasgow Rangers 1 - Sevilla 4

Sinfonía en Ibrox Park

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morenatti

El Sevilla resuelve en 20 minutos ante el Rangers

Feliz como venía de arrasar en Bilbao, el Sevilla llegó a otra ciudad que también es catedral del fútbol, Glasgow, donde se viven con liturgia los Old Firm y cualquier cosa que se juegue en Ibrox, Celtic Park o Hampden, y volvió a exhibir músculo. Ganó con un resultado que estará en sus papeles y demostró poderío y mucha hambre. Es cierto que por el camino encontró cierta ayuda (un penalti de Konko en la primera parte) y que el camino del partido pudo variar. Pero es una suposición. Del Sevilla asusta su capacidad para trocear rivales cuando abren sus puertas. Cuando el Rangers salió a tumba abierta, el Sevilla pareció un carnicero y otra vez, como en Bilbao, sólo le detuvieron sus ganas de economizar energías.

Glasgow cambió un poquito más la historia del Sevilla. Tal vez también la de Konko, lateral francés que costó un pastizal, que no daba una a derechas y que iba de desgracia en desgracia. Ayer debió sentirse el hombre más afortunado del mundo, porque catorce minutos (reales) después de hacer un penalti a Naismith tras un error imperdonable, marcó el 0-1. Konko ya jugaba suplemento en el partido, porque el penalti hubiese supuesto la roja, pero así es el fútbol. Su gol, de estrategia a tres bandas (Lolo-Navas-Konko) fue celebrado en el área técnica con un gesto cómplice entre Jiménez y sus ayudantes. Y el gol, además, liberó al Sevilla, que había tenido una empanada importante durante media hora. Después de un inicio convincente, el Rangers le fue comiendo terreno, metro a metro y le apretó al abrigo de su gente, que ruge desde la grada azulísima de Ibrox.

A los 'rangers', que casi son más importantes que su equipo y que vociferaban en la grada, los echaron del estadio, a puñetazos de fútbol, Kanouté y Luis Fabiano. Los dos, es un gusto verlos entenderse de memoria, fabricaron la jugada del 0-2 de Adriano y luego se repartieron pases y goles para certificar la goleada. El segundo de Adriano derrumbó al Rangers, que estuvo maldiciendo la jugada del penalti todo el partido. Es difícil creer que le hubiese servido. Si el 0-1 caía, el resto era una historia conocida. Se desconocen los límites del Sevilla, que pasó por Glasgow como Atila. Los rangers unionistas terminaron cantando el God Save the Queen, pero ayer la reina del baile era el Sevilla.