"A nadie le hace gracia ni le gusta que le hagan una investigación, pero solucionamos el tema con contundencia y lo cerramos. ¿Qué es contundencia? Entiendan lo que quieran". Firme, pero también visiblemente incómodo, el vicepresidente Jaume Ferrer, uno de los cuatro espiados por orden del director general, respondió ayer de mala gana a las preguntas de la prensa en el Palau Blaugrana, al final del partido de balonmano Barça-Ciudad Real.

Ferrer no secundó al presidente, Joan Laporta, en su teoría conspiratoria: "Si hay una mano negra el presidente lo debe saber; habría que estar en su piel. Y si el señor Laporta dice que no sabía nada (del espionaje), es porque no sabía nada". Ferrer negó que la junta se esté moviendo en clave preelectoral: "Las elecciones están muy lejos (primavera de 2010), sólo nos preocupa la gestión del club. Para mí este asunto está cerrado en un armario. ¿Si pensé en dimitir? Ya le digo que se trató contundentemente".

Laporta, de regreso de Málaga, bromeó ante la prensa tarareando el tema de La pantera rosa. -R. R.