Durante los cinco años que Pellegrini entrenó al Villarreal el equipo terminó la Liga 3º, 7º, 5º, 2º y 5º. Por no hablar de las semifinales de Champions. Se entiende, por tanto, que el regreso del entrenador chileno tendrá una doble influencia: emocional (abrazos y quizá pucheros) y deportiva (pleno conocimiento del adversario). Sin embargo, el protagonismo de Pellegrini se despliega en otra vertiente más convencional, la táctica. Después del atasco de juego sufrido contra el Xerez (no exento de goles, cinco), todo indica que el Madrid saltará hoy al campo con tres centrocampistas (Lass, Granero y Guti), un enganche (Kaká) y dos delanteros de largo recorrido (Cristiano e Higuaín).

El esquema, probado con otros futbolistas en Cornellà (0-3), es un loable intento por dinamizar el juego, sumando jugadores de creación y liberando espacios para los atacantes. Al mismo tiempo, y como queda esbozado, las rotaciones se adaptan al nuevo dibujo para cumplir con esa filosofía que igual controla fuerzas que egos. Raúl, Benzema y Gago vuelven al banquillo, y sólo Kaká permanece como el galáctico insustituible.

El Villarreal tiene otros problemas. O para mejor decir: él sí tiene problemas. En tres partidos ha sumado dos empates (en Pamplona y ante el Mallorca) y una derrota (Bilbao). Para aliviar la preocupación conviene recordar que Valverde es experto en enderezar rumbos. En su primera temporada en el Athletic (03-04) partió con dos derrotas y finalizó quinto, y repitió arranque en su estreno en el Espanyol (06-07), equipo al que llevó a la final de la UEFA. Con el Olympiacos siguió fiel a sí mismo: tras caer en la previa de la Champions se proclamó campeón de Liga y Copa.

Estrellas. Si hablamos de jugadores, la reunión de talentos es formidable. Y si empezamos por los nuevos destacan Nilmar y Cristiano. El brasileño se anuncia como una joya y el portugués es un carpanta de trofeos que tiene como objetivo el próximo Balón de Oro, desafío que le coloca cara a cara frente al barcelonista Messi, que anoche en Santander volvió a subir el listón.

Superado el análisis de las estrellas, vayamos al conjunto: sabemos que el Villarreal necesita más balón y más Senna, que será suplente por estar tocado. El Madrid, por su parte, precisa de las bandas, de mayor fluidez y de una fórmula para suplir a Xabi.

En mitad de esa batalla de la estrategia y la artillería estará Pellegrini, hoy pluriempleado: será al mismo tiempo héroe, invitado, asaltante, enemigo y entrenador.