Faltan cosas, sobran goles

Liga BBVA | Real Madrid 5 - Xerez 0

Faltan cosas, sobran goles

Faltan cosas, sobran goles

Cristiano fue clave: abrió la cuenta a los 45 segundos y sentenció en el 74'. Guti, Benzema y Van Nistelrooy marcaron el resto. Mucho castigo para el Xerez

Contra el Xerez, Cristiano fue el destino. Marcó a los 45 segundos, cuando el partido todavía no se había planteado, y repitió en el minuto 75, cuando el atasco del Madrid era supino y el visitante encontraba buenos motivos para soñar con el empate. Entre esas dos apariciones soberbias, el juego del anfitrión pasó de espeso a hueco, asemejándose peligrosamente al fútbol del pasado año, sin gobierno y sin balón. Lo que pasó luego fue el viento que se cuela entre dos puertas abiertas, sólo que en este equipo y en ese estadio el viento es huracán.

Nada se puede reprochar al Xerez. En los momentos clave tropezó con un jugador que parte desde una superioridad física tan evidente que se anticipa una generación o un siglo. En un futuro por determinar, más futbolistas serán como Cristiano, atletas con balón y chocolatinas, pero, por ahora, él conduce el prototipo.

Sin embargo, Cristiano no garantiza el buen fútbol, ni diría que tiene eso entre sus labores. Lo que ocurre antes de Cristiano es el meollo de la cuestión madridista. Mientras advertimos sustitutos para su efectividad, no se aprecian recambios para el trabajo de Xabi Alonso. Gago, su sustituto ayer, no cumplió, probablemente porque se pisa la capa con Lass, de quien sí es relevo natural.

No es el único puesto que dobla el Madrid. Benzema siente que Raúl come de su plato y su respuesta es la inanición (o más bien la inacción). El resultado inmediato es una aglomeración de atacantes (4-2-4) que se enreda entre las defensas rivales como mariposas en una tela de araña.

Kaká juega entonces un papel fundamental. Si participa en la creación el sistema se ve rescatado, pero si se confunde con los delanteros el equipo se frena. Y entre ambos impulsos se debate el brasileño, ya sea por indicación técnica o voluntad propia.

Y como el juego por los extremos escasea (la profundidad, digo, no el pisoteo de la banda) el tráfico general no mejora. En este sentido, Sergio Ramos no se prodigó tanto como se esperaba (se le respeta el rodaje) y Marcelo subió menos de lo habitual.

Planeado. Con ese equipo se encontró el Xerez y a fe que lo tenía estudiado. Desde el respeto al balón y a las características de sus jugadores, Ziganda planteó un partido de repliegues y despliegues fulminantes, incisivo por la banda de Ramos (Armenteros) y dirigido siempre por Viqueira, que merece capítulo aparte.

Instalado en el equipo como Napoleón, y compartiendo con él liderato y figura, Viqueira dio una clase de fútbol inteligente, del que no precisa patas de gamo. Lo vio todo, cada cruce y cada oportunidad, y si le acompañó poco el éxito es porque lo que él veía no lo divisaban los demás.

Pero vayamos a los goles, que hubo cinco, a pesar de nuestras disertaciones filosóficas. Y esa es la imponente fortaleza del Madrid. Incluso resfriado mete cinco, hasta distraído, dormido o dubitativo.

El primero llegó con una diagonal de Cristiano que él mismo culminó con un derechazo, tan rebosante en la jugada como un adolescente entre parvulitos. El segundo lo consiguió con un cabezazo excelente, precedido de un salto que parecía sostenido por lianas.

Hasta ese instante resistió el Xerez. Tres minutos después, Guti reclamó su importancia con un gol que antes falló Benzema. Quedaba claro que si Pellegrini mantenía al francés sobre el césped era para restablecer su maltrecha autoestima. De modo que podemos afirmar que el cuarto lo marcó Pellegrini, aunque pateara el pupilo.

Van Nistelrooy, recibido con una ovación, marcó el quinto a costa de un músculo que no entiende de sentimientos. Ese gol cerró la cuenta y nos abrió la boca. Qué equipo.

El detalle: Megía Dávila se estrenó ayer

Megía Dávila (primero a la derecha), fichado como delegado arbitral del Madrid, acompañó ayer al cuarteto arbitral en la llegada al estadio madridista.