Se había dejado el Sevilla a Luis Fabiano en la terminal del aeropuerto y miraba desde el avión preocupado, sin conocer los efectos que tendría la ausencia de O Fabuloso, tocado por las hadas en el último mes, en Pamplona. Sólo lo supo cuando salió del Reyno de Navarra con un cómodo 0-2. Los goles, inevitablemente, de Negredo y Kanouté. Hay vida después de Luis Fabiano, que debió verlo en su casa plácidamente. El Sevilla, que esperaba una guerra de guerrillas en Pamplona, tampoco se tambaleó demasiado y sumó su tercera victoria consecutiva en una semana fantástica. Otra vez Osasuna mirando abajo, en problemas, permanentemente irritado con los arbitrajes (la excitación anti-arbitral que transmite la grada del viejo Sadar acaba siendo contraproducente para su equipo en ocasiones, debería estudiarlo). Otra vez con un futbolista expulsado, esta vez Sergio Fernández y justamente. Con bajas que le afectaron demasiado y con Pandiani desacertadísimo. Sólo el Rifl e pudo cambiar el signo del partido, pero con 0-1 y el Sevilla pasando el peor momento, mandó al limbo una oportunidad preciosa. El plan de Jiménez era ganar y ahorrar energías. Le salió perfecto porque, además, no debe ser tan fácil ganar en Pamplona. Con equipos mejores o peores, con Juande (que puso muchas picas en Flandes pero esa no) o sin Juande, el Sevilla no ganaba en Pamplona desde 1993. Le bastó una faena de aliño y dos zarpazos de dos delanteros de oro. Lo del primer gol de Negredo se veía venir porque ya lo había rozado ante Zaragoza y Unirea. El Animal aprovechó un regalo de Adriano, futbolista que se supera por días y que es una bendición para el club. Cuando Adriano, Perotti, Navas y Capel sepan que Negredo siempre está ahí, que es su primer mandamiento, llegarán más. El segundo lo hizo Kanouté, que no necesita sudar para ser un martillo. Qué estilo tiene el malí, del que salta la vista que todavía no está en su mejor momento, pero que retiene la situación y el golpeo. También le ayudó la dejada de Perotti, futbolista que necesita un estirón físico todavía pero que incluso así ya empieza a resultar desequilibrante.
Camacho prefirió guardar fuerzas para la jornada intersemal y encima se encontró la expulsión de Sergio. Ganar al Sevilla en el Reyno ya es difícil. Hacerlo sin Azpilicueta, Monreal y Nekounam, que es la brújula del equipo, es casi imposible. Del Sevilla gusta que es aplicado y cree en lo que hace. Se esboza mucho compromiso. Hay ocasiones en que esa virtud es mucho más importante que la brillantez. Es la que garantiza la solidaridad. La victoria.
