Bosnia sigue siendo el principal rival de España en esta fase de clasificación. Ayer sacó adelante un envite más complicado de lo que se suponía y ya atisba la recta final del grupo con opciones reales de luchar, al menos, por la repesca. Y eso que no fue nada sencillo superar a los armenios. Ni siquiera bastó que en la primera ocasión del partido se adelantaran los de Blazevic. Ibricic cabeceó al poste un buen centro desde la derecha y después aprovechó su propio rechace para marcar, algo que, lejos de amedrentar a Armenia, le desmelenó.

Con buen criterio pero falta de calidad arriba, los veloces arranques de Karamyan y Mkhitaryan hicieron bastante daño a los altos defensores bosnios. Curiosamente, la mejor ocasión para empatar vino en el juego aéreo, tras un remate de Mkhitaryan que lamió el poste poco antes del descanso.

Bosnia, lejos de ir a por el segundo tanto, se dedicó con el paso de los minutos a tratar de controlar el choque. Jugadores como el capitán Spahic o Rahimic sacaron a relucir su mayor experiencia y comprendieron que para ir a un Mundial es necesario conservar puntos como los que entonces estaban en su buchaca. Sin ninguna prisa, el cuadro balcánico comenzó a tocar cada vez más hasta llegar a amansar a su rival, que sin embargo volvió a rozar el gol con un buen zurdazo de Mkhitaryan que hizo estirarse a Supic. Y en el momento preciso, como si estuviera todo bajo control, Dzeko regaló el segundo tanto a Muslimovic para que empujara a la red. Bastó con un nuevo ejercicio de eficacia para darse cuenta de que el sueño bosnio sigue vivo, pese al ritmo de España.

El detalle: repesca fija si gana a Turquía

Bosnia asegurará al menos la repesca si vence el próximo miércoles a Turquía en su estadio de Zenica. Por contra, si tropieza y España supera a Estonia, ya no tendrá opciones matemáticas de ser primero.