El Apertura, cuestión de Estado

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El Apertura, cuestión de Estado

El Apertura, cuestión de Estado

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Hoy se inicia la liga tras inyectar el Gobierno dinero a los clubes para pagar a los jugadores.

Como hablar de dinero es una ordinariez, lo mejor para dimensionar la crisis del fútbol argentino es apelar a criterios futbolísticos: "River antes vendía a Sívori para terminar una tribuna y ahora vende a Falcao para pagar a sus centrales". La ruina de los clubes ha convertido el inicio del Apertura en un asunto de Estado. Los jugadores han dicho basta. O cobran, o no juegan. En Argentina, futbolista y acreedor son casi sinónimos. Los clubes no tienen dinero, ni jugadores que vender a Europa porque ya han desmantelado sus plantillas. ¿Quién paga entonces?

Es aquí donde aparece Julio Grondona, capo de la AFA desde hace 30 años. Don Julio, el Ecclestone argentino, afirmó en su día ser "vicepresidente del mundo" (de la FIFA). Grondona ha pasado la patata caliente a la televisión: "Debe aumentar los ingresos a los clubes". Pero TSC, propietaria de los derechos, se niega y Grondona ha roto el contrato. Don Julio ha llamado a la puerta de la Casa Rosada y la presidenta Kirchner inyectará 168 millones de euros, 27 ahora y 141 en plazos. 'Fútbol para todos', anunció la dirigente a una descreída nación para la que el fútbol es el opio del pueblo. Grondona ha hecho honor una vez más a la cita hebrea inscrita en el anillo que luce en su meñique izquierdo: Gam ze iaavor (Esto también pasará).

Quilombo.

Y en medio del quilombo comienza hoy un devaludado Apertura marcado por la precariedad deportiva de unos equipos en los que descarados veinteañeros alternan con dinosaurios que se resisten a echar el cierre. Un torneo lleno de contradicciones deportivas como decidir el campeón con los resultados de seis meses y decretar los descensos en base los de tres años.

El Vélez del Tigre Gareca defiende título apoyado en el Káiser Otamendi, el gol del Ro Ro López y la magia de Maxi Moralez. En Boca, Bianchi, virrey xeneize, dirige desde el despacho, Basile desde el banco y Riquelme desde el campo. River envejece mal con Gallardo, Almeyda y Ortega, mientras el San Lorenzo de Simeone aspira al título guiado por Kily y Romagnoli. Por contra, Cappa, que llevó a Huracán a acariciar el título del Clausura, ha visto cómo desarticulaban al Globito al partir Pastore, los laterales y posiblemente Defederico. "Los agentes huelen dólares y se convierten en hienas", denuncia dolido. Los rostros aniñados del potrero ante las arrugas de las estrellas jurásicas. No hay término medio. Arranca el Apertura. La pelota ha regateado la crisis. Gam ze iaavor. Esta también pasará...