Cesc Fábregas volvió a ser el mejor y el Arsenal dio un golpe de autoridad en Glasgow. Al Celtic le queda la esperanza de remontar en el partido de vuelta, en Londres. Pero lo tiene complicado. El Arsenal, semifinalista de la última edición de la Champions, se perfila como uno de los huesos para el sorteo de la fase de grupos de la Liga de Campeones pese a que en esta ocasión llegará desde la previa.

Cesc ya fue el que tiró de su equipo en la goleada ante el Everton. Una semana antes ya había demostrado con la Selección ante Macedonia que está en un gran momento de forma. Fábregas es fijo para la próxima convocatoria de Del Bosque, la semana próxima.

El español es decisivo. Anoche lanzó una falta que, tras rebotar en la espalda de Gallas, que pasaba por allí, despistó a Boruc y se coló. Un gol que deja al Arsenal muy cerca del objetivo: la Champions.

Al Celtic, que da arreones pero al que le falta fútbol, no le bastó con poner empeño. Porque Fábregas tocó con precisión e impuso el juego con intención. Su presencia ha hecho del Arsenal el equipo inglés que más elabora, y esa condición brilla especialmente ante equipos atropellados, como el Celtic.

Mala suerte.

Ese barullo fue un castigo para el equipo escocés que, si recibió el primer gol de rebote, encajó el segundo en propia puerta. Caldwell trató de cortar un pase y batió a Boruc. El Celtic le echará la culpa a la mala suerte, que la tuvo, pero para jugar la Champions, además de buena estrella, hace falta no más entusiasmo, pero sí más fútbol.