El Milán se comprometió con el Madrid a jugar el trofeo Santiago Bernabéu el martes 25 o el miércoles 26 de agosto, en función del sorteo de Champions del Atlético. Así estaba estipulado en el contrato. Cuando el bombo deparó un Atlético-Panathinaikos, en el Calderón, el martes 25, el Milán, sabiendo que tenía el 29 de agosto la segunda jornada de la Liga contra el Inter, se dio cuenta de que no le venía bien disputar el trofeo el miércoles 26.

Se lo comunicó al Madrid, pese a tener un contrato firmado. Pero el conjunto rossonero también le dijo a los blancos que hablaría con la UEFA para intentar arreglarlo y no incumplir el compromiso que ya tenía.

En su conversación con el máximo organismo europeo, el Milán le pidió que cambiara el Atlético-Panathinaikos al miércoles y así poder disputar el Bernabéu con el Madrid el martes y no incumplir el contrato. La UEFA le respondió que no y le explicó que era imposible el cambio por la Liga griega y que eso iría en perjuicio del Panathinaikos.

Cambio.

Ante esa negativa, el Milán le comunicó al Madrid que le era imposible participar y fue entonces cuando el club blanco cerró la participación del Rosenborg. Por la buena relación que hay con el Milán, el Madrid ha entendido su postura y todos han quedado como amigos.

Por su parte, la cúpula de la UEFA se sorprendió al ver en los medios españoles que ellos habían prohibido disputar el encuentro el martes cuando no había habido comunicación entre el Real Madrid y la UEFA y sí con el Milán, que les pidió cambiar el partido de la previa de Champions.