Sonaba por megafonía, media hora antes del partido, el celebérrimo Live is Life con el que Diego Maradona daba toques a una pelota allí mismo, en San Paolo. Sonreían, cómplices, los argentinos del Espanyol. Pero era sólo el principio: pese a terminar 0-0, los de Mauricio Pochettino superaron al Nápoles y continúan con ese carpe diem que comenzó el domingo, en la noche de Cornellà-El Prat.
Que este Espanyol tiene duende lo demuestra lo que ocurrió ya en la primera parte. Entre teóricos suplentes, fichajes y canteranos sumaban ocho de los titulares. Volvió a gustar Ben Sahar (también correcto cuando cayó a banda izquierda) y tuvieron sus ocasiones Ferran Corominas, José Callejón y Joan Verdú, éste en un tiro acrobático. La medular estuvo sólida. Y la zaga, correctísima, pese a las embestidas del peligroso Pocho Lavezzi y sus combinaciones al espacio con Quagliarella. En esa línea destacó y mucho Roncaglia, que jugó sus primeros minutos de verdad (además, 90') tras el debut circunstancial del domingo.
Total, que pese a los acercamientos y la a veces excesiva dureza del Nápoles -quería impresionar en su estreno-, los pericos no sólo mantuvieron el 0-0 sino que fueron imponiendo su criterio y su calma tensa a la espera de una sorpresa que tras el 3-0 al Liverpool ya no lo hubiera sido tanto.