Ni Raúl salva el estreno

Peace Cup | Real Madrid 1 - Al Ittihad 1

Ni Raúl salva el estreno

Ni Raúl salva el estreno

No bastó su gol en un Madrid de más a menos. Discretos Cristiano y Benzema. Granero fue recibido como un galáctico. Pitos al equipo

El verano es soberbio para el fútbol porque los aficionados se emborrachan de ilusión: no existe el pasado, parecen magníficos los que llegan, prometedores los canteranos a prueba, prescindibles los que se fueron, mejores los que ya estaban, relajados los rivales, indoloras las derrotas. En el Madrid, en cambio, nunca aprieta ese calor incondicional. Porque escoció de verdad que Cristiano y Benzema no iluminaran el estreno y que el exótico Al Ittihad se agrandara hasta alcanzar el empate. Entre el 26 y el 27 de julio afloraron los pitos, aviso de que del Bernabéu no se debe esperar clemencia.

Esta vez Manuel Pellegrini hizo coincidir a Cristiano Ronaldo y Benzema, que ofrecieron una versión con menos luces que en Irlanda. El portugués comenzó en la izquierda, rodó luego hacia el centro y probó finalmente en la derecha sin encontrar sitio ni inspiración. La falta de espacio le ahoga. Necesita volver a la banda y ponerle otra música a esa letra sin extremos de Pellegrini. Aún así, le hicieron un penalti y rozó el gol en un zapatazo lejano, destellos que siempre se esperan de un Balón de Oro.

Benzema también parece un jugador de arranque en largo. Pinta que le irá mejor fuera del Bernabéu, aunque puede vivir de su fantástico golpeo incluso en los peores días.

En cualquier caso, al Madrid de Pellegrini ya se le pone cara. Pretende vivir a lo grande, con el balón, en campo contrario, combinando mucho, con pocos toques, levantando paredes, cambiando papeles para distraer los marcajes, con laterales largos que compensen el abandono de las bandas.

Sneijder.

Ese hábitat le cae como un guante a Sneijder. En un equipo sin balón se deprime hasta la evaporación. En un equipo dominante se ofrece, va, viene, descoloca al rival, lanza a los puntas. Lástima que tenga poco motor. Mientras le duró, el Madrid acorraló al Al Ittihad, aunque sigue sacando pocas manos: cuatro al aire, de Benzema, Sneijder, Lass y Torres, y dos certeras, de Raúl y de Cristiano, que Zaid sacó con mérito en el primer tiempo. Mucho paseo por la muralla y poca osadía para el asalto. Ocurre cuando hay pocas ofertas de desmarque y ningún manejo en el centro, donde Gago ha perdido el hilo. Xabi era la quinta pieza y ahora es asunto de vida o muerte.

Pronto se abrió el partido para los saudíes. Aboucherouane descompuso a Drenthe en su papel de lateral, el único que puede sostenerle ya en la plantilla. El marroquí entró a la bayoneta en esa zaga B al completo que probó Pellegrini y acabó apuntándose el empate.

Antes, Raúl había puesto por delante al Madrid con uno de esos arranques de indestructible. Entre un antes y un después de casi nada, recibió de espaldas con la izquierda y dio en el clavo a la media vuelta con la derecha. Luego Pellegrini quiso ver a todos y el público ya no vio casi nada. El postre se quedó en dos sustos a Dudek, tres latigazos de Robben, que volverá a ser el despertador si no lo venden, y un misil al larguero de Granero, recibido con entusiasmo galáctico. Por canterano y por bajarse el sueldo para volver. Su entrada aplacó a la grada y alivió al Madrid. Pero Kaká ha de saber que no llega de vacaciones. Llega al rescate.