Italia, ¡porca miseria!

Copa Confederaciones | Italia 0 - Brasil 3

Italia, ¡porca miseria!

Italia, ¡porca miseria!

reuters

La azzurra cae eliminada dando una mala imagen.

No hubo derbi del mundo, aunque Luis Fabiano recordara a Pelé y Kaká, en pinceladas, a Zico. No lo hubo porque Italia, aquel equipo orgulloso de nuestros álbumes Panini, no apareció. Brasil hizo de Brasil, pasó a semifinales, y se enfrentará al anfitrión, Suráfrica. Italia hizo de Somalia y se eliminó como tantas veces había ganado: por un mísero gol de renta. A Italia le ha mutado hasta el ADN, ese que pone picardía, catenaccio y, si esto falla, suerte.

Fue en una noche de Carrusel, con las piernas en el césped y un ojo en el Egipto-USA. Perder 1-0 o 2-0 le bastaba, pero esta Italia ya no sabe manejar partidos. Ha perdido su identidad, quizá porque su general, Lippi, abandonó las convicciones. En su retorno a la azzurra, Marcello se ha rodeado de la vieja guardia. Cannavaro, Zambrotta, Grosso y compañía. De relleno, algún joven, por cambiar un poco para no cambiar nada. Y no le iba mal, con el Mundial encarrilado y la engañosa victoria ante EE UU. Pero la derrota ante Egipto hirió el orgullo tifossi y descolocó al canoso técnico, que sorprendió en su alineación al renovar el equipo en el peor momento, ante el peor rival. Colocó a los inexperimentados Dossena y Montolivo en el once y a Camoranesi, que no sabe jugar entre líneas, de trecuartista. Lippi renunció a su esencia...

Y potenció las que ahora tiene Dunga: inspiración y toque con Kaká y Robinho; y pegada, mucha pegada, cuando a Luis Fabiano le sale una de esas noches que hacen suspirar al Pizjuán. Anoche Luis Fabiano tenía un plan, hacer honor a su apodo: O Fabuloso.

Cocinar.

Con el sevillista como ingrediente principal, el partido se cocinó en los primeros 37 minutos y se consumió en los ocho que quedaban de la primera parte: primero, Luis Fabiano picó un balón precioso, pero Maicon estaba orsay. Luego Kaká le habilitó un autopase con el que se plantó a centímetros de fusilar a Buffon; en la tercera, Luisfa se la puso a Ramires en el mejor sitio y Ramires chutó al peor, al que da más coraje: la cruceta. Y en la cuarta, la estrelló contra Buffon, el mejor de su equipo, que a pesar de la goleada se parecía al felino de aquellos tiempos en que Casillas tenía su foto en la carpeta del instituto.

Pero Buffon no es Iker, ni Dios. Era imposible que no llegara un gol, o cinco, y llegaron tres. En el 37', Luis Fabiano convirtió en pase un chut de Maicon y la clavó. En el 43', Kaká y Robinho bailaron samba y Luisfa la volvió a clavar. El pobre Dossena hizo el 0-3 antes del descanso.

Quedaba la segunda parte, en la que se sucedieron noticias de Bloemfontein, todas malas para Italia. Y en Pretoria, nada. Y eso que Italia pudo y debió marcar el gol que la clasificara. Creímos que lo haría, sin pensar, ilusos, que si lo merecía algo estaba pasando: aquella no era Italia.