Kaká, con un gol maravilloso y otro de responsabilidad, el que marcó de penalti en el minuto 90, demostró que es un jugador galáctico. Su partido sólo es comparable al que hizo Zidan, al que únicamente le falta una e para cerrar su apellido a lo grande. Fantástico partido de ambos, cada uno en su estilo. Del Bosque ya había advertido que Egipto, recampeona de la Copa de África, es una selección potente. Y lo demostró ante la pentacampeona del mundo con un fútbol rápido, vertical y ofensivo como ninguno, salvo, quizás, el que se procura España con la pareja Torres-Villa. Los faraones pusieron a Brasil en un brete.
El golazo con el que Kaká abrió el marcador llegó a los cinco minutos. El nuevo jugador del Real Madrid recibió un balón largo de Elano. Hizo un control-orientado con la pierna izquierda y se metió en el área. Le salieron al paso los centrales, y superó a ambos con el regate del sombrero. Primero a uno y luego al otro. Se quedó delante del portero y marcó con la misma pierna con la que había fabricado las virguerías, con la derecha. Un gol prodigioso que levantó los aplausos de los miles de seguidores que siguieron el partido en el Free Stadium de Bloemfontein, al norte de Suráfrica. Pero sólo cuatro minutos después llegó la primera réplica de Zidan, que empató de cabeza tras un pase de Aboutrika.
Ventaja canarinha.
Con ese puyazo reaccionó Brasil, que marcó dos nuevos goles. Primero fue Luis Fabiano con un remate de cabeza imposible desde el borde del área grande. Después Juan, con otro testarazo al saque de un córner. Brasil se puso 3-1 y se dispuso a administrar esfuerzos, como hizo España en la segunda parte ante Nueva Zelanda.
Pero Egipto no es Nueva Zelanda. Egipto sabe jugar y tiene coraje. Apenas comenzó la segunda parte, con los brasileños despistados y Robinho a la luna de Valencia, los faraones comenzaron a trenzar. Zidan aprovechó que le dieron más metros y se puso a fabricar fútbol y ocasiones. Cuando Brasil quiso reaccionar ya era tarde. Egipto empató con dos goles en un minuto. Dos trallazos, uno de Shawky y otro de Zidan, el uno con la derecha y el otro con la zurda, pusieron a la pentacampeona contra las cuerdas. El público, que hasta entonces se había puesto del lado de Brasil, cambió de bando. Egipto se fue a por el partido. Pero su propia ambición le mató.
En lugar de conformarse con el empate dejó huecos a Brasil. Un remate de Luis Fabiano fue interceptado con el brazo por Al Muhamadi en el minuto 90. El inglés Webb, que en principio dio córner, rectificó cuando le chivaron por el pinganillo que el egipcio había hecho una zamorana. Kaká tomó la responsabilidad y marcó el gol del triunfo.
