Con las líneas muy pegadas, Finlandia empezó mostrando la solidez y el espíritu colectivo que por primera vez en la historia la han llevado a clasificarse para una Eurocopa sub''21.

El equipo de Markku Kanerva controló bien en el primer cuarto de hora a Inglaterra, que evidenciaba nerviosismo y falta de ideas.

Hasta que el lateral Portin se tragó un balón largo inofensivo de Kieran Gibbs, que Gabriel Agbonlahor transformó en un pase de la muerte que el capitán Lee Cattermole, dentro del área pequeña, no desperdició.

Inglaterra creció con el gol, pero Finlandia, pese al duro golpe, siguió intentándolo, aunque con más corazón que otra cosa.

El central Mancienne se encargó de meter a los finlandeses en el partido con un error gravísimo, dejándose arrebatar un balón largo por el correoso delantero Sadik y derribándolo luego de forma flagrante dentro del área; el árbitro no dudó: penalti y expulsión.

El gol no cambió demasiado la tónica de una primera parte de mucha lucha y poco juego, y la única ocasión digna de mención fue un tiro del finés Perparim Hetemaj que se fue alto.

El técnico inglés, Stuart Pierce, tomó una decisión controvertida en el descanso: sustituir a un desdibujado Theo Walcott, estrella del equipo, por otro delantero, Frazier Campbell.

Y el ariete del Manchester United le dio otra cara al equipo con su velocidad y regate por el lado izquierdo del ataque.

Inglaterra, que salió con otra actitud, avisó en un tiro de falta de Milner que Jaakkola mandó a córner, y en el saque de esquina, apareció Richards para conectar un cabezazo preciso junto al palo.

A pesar de la inferioridad, Inglaterra controló el resto del partido sin problemas, salvo un par de jugadas en el descuento, frente a un rival que dejó patente sus notorias limitaciones y perdió una oportunidad única para dar la sorpresa en esta Eurocopa.