"A veces pienso que no se me aprovecha del todo en el equipo"

Liga BBVA | Racing de Santander

"A veces pienso que no se me aprovecha del todo en el equipo"

"A veces pienso que no se me aprovecha del todo en el equipo"

Óscar Serrano. Es uno de los veteranos del vestuario. Tiene en mente afrontar nuevos retos futbolísticos, siempre y cuando sea mejorando el nivel deportivo que le marca el Racing. Reconoce que este año no ha disfrutado todo lo que hubiera deseado.

Tarda un poco en abrirse, aunque poco a poco se va sintiendo más cómodo. No es algo que Óscar desconozca, reconoce que desde que llegó a Santander ha sido para él casi una misión imposible descifrar el 'código del cántabro'. Sólo tiene amistad con compañeros del equipo, aunque sigue muy ligado con sus padres y hermanos, que aprovechan el verano o cualquier puente para arroparle y darle cariño.

Su historia está marcada por las idas y venidas, aventuras y desventuras futbolísticas que por fin dieron sus frutos cuando Lotina decidió contar con él para formar parte de la primera plantilla del Espanyol, cuando tenía contrato para jugar en el filial catalán:

"Tras dos años en el Figueras, Albert Valentín me fichó para el Espanyol B. Nunca conocí al entrenador ni a ningún compañero, porque no había zurdos en el primer equipo y me dijeron que iba a hacer la pretemporada con ellos. Cada día era un sinvivir, esperando la decisión de Lotina. Al final me comunicaron que iba a jugar con el Espanyol y ahí empezó todo".

Inicios.

"Antes, de juvenil, estuve un año en La Masía con Jordi Felpeto, Tortolero (Nàstic), Jorquera, pero Serra Ferrer, que era el que controlaba todo en el Barça, dijo que no contaba conmigo. Volví a Blanes, tenía claro que no quería estudiar, y mi padre me puso a trabajar repartiendo, comprando y vendiendo pescado en lonjas. Mientras, jugaba al fútbol en el Vilobí, pueblo que está a seis kilómetros de Gerona; era el mejor equipo juvenil de División de Honor de allí. Tras estar dos años allí, me subieron al equipo de Tercera; descendimos y tuve que irme al San Feliu de Guixols, también de Tercera. Me salí en esa temporada, metí 23 goles y me acuerdo que vino Piterman varios partidos a verme, porque quería ficharme para el Palamós. Parecía Napoleón, con sus túnicas repletas de medallas. Hablamos, pero me decidí por el Figueras".

El Racing.

Recuerda que lo pasó mal cuando Manuel Huerta encontró un resquicio en su contrato con el Espanyol para ficharle para el Racing, al encontrarse entre la espada y la pared, coartado y amenazado por el club catalán:

"Me iban a mejorar el contrato tras una primera vuelta sensacional. Cuando nos sentamos a firmar lo que habíamos acordado, los ceros y los unos bailaban por todos lados. Al negarme a firmar, me dejaron caer que no iba a jugar nunca en Primera, que iba a quedarme en el filial. Luego en verano, yo estaba desconectado de todo y me entero de que Manuel Huerta dijo que había fichado por el Racing; yo no sabía nada y hasta que no se resolvió el conflicto me quedé encerrado en casa, esperando una llamada de Rodri (su agente) para saber qué pasaba conmigo".

Por suerte, desde que llegó al Racing hace cuatro temporadas, ha contado para todos los entrenadores, aunque con matices muy puntuales en la primera y segunda campaña:

"Con Preciado alterné titularidad con suplencia; estaba Melo y había que buscarle un hueco. Con Portugal tardé cinco partidos en jugar; el primero que jugué con él fue en El Sardinero contra el Sevilla y luego todo ha ido muy bien. Estoy muy contento en el Racing. Aquí he crecido como persona y como futbolista. Llegué como un niño y al principio lo pasé mal al no conocer a nadie del vestuario. Normalmente has coincidido con algún jugador en alguna etapa de tu vida, pero aquí nada".

Preciado, Portugal, y el año pasado Marcelino, del que guarda buen recuerdo:

"He aprendido mucho con él. ¿Que si es muy pesado con los jugadores? Al contrario; personalmente me gusta que un entrenador sea exigente y que me exprima hasta la última gota. Además, puedo decir bien alto que en todos estos años, no me he perdido ni un solo entrenamiento. Aunque estuviera enfermo, con alguna molestia, nada. Tengo que estar malísimo para no jugar o entrenar. Necesito entrenar, porque si no, no me siento bien. Disfruto mucho trabajando; muchas veces los lunes, que nos obligan a salir con zapatillas a los titulares para la sesión de recuperación, yo por si acaso salgo también con las botas de tacos porque quiero y necesito entrenar con los suplentes. Me dicen que no, por el riesgo de lesi si por mí fuese, entrenaba con el grupo, el gimnasio no me gusta nada".

Este año y Muñiz.

Durante la presente temporada, han llovido muchas críticas hacia el juego del equipo, aunque los resultados hayan sido los exigidos a Muñiz cuando recaló en el Racing este verano:

"El año, futbolísticamente, ha sido espesito en general, no hemos disfrutado. No sé por qué, quizá haya faltado regularidad, sobre todo en casa. Habiendo ganado dos más y empatado otros dos que empezamos ganando, estábamos hablando de otra cosa, de luchar por algo más. Pero reconozco que prefiero jugar mal y ganar que al revés".

En el apartado personal dentro del equipo, Serrano hace autocrítica aunque se vislumbra, algo lógico por otra parte, que no le hace demasiada gracia ser uno de los habituales cambios de Muñiz:

"Me ha dolido no jugar estos últimos partidos, los más importantes de la temporada, sobre todo el del Atlético. Que no cuenten con uno en esos partidos es difícil de asumir, hace que no te sientas importante en el equipo. No es lo mismo acabar la temporada jugando que en el banquillo. A lo mejor he estado con menos chispa, no entraba en juego. Si me meto hacia el centro es porque llevo diez minutos sin tocar un balón y quiero jugar. A veces pienso que no se me aprovecha del todo en el equipo, que puedo dar más. Cuando me sustituyó contra el Valladolid, pensé que el cambio iba a ser Sepsi para ponerme a mí en el lateral. ¿Que si podía ser expulsado y que esa era la razón? El entrenador me pidió que tuviera cabeza. Soy un caliente, sí, me pueden expulsar, sí pero el domingo no me echaban, seguro. Veía que estaba haciendo daño por banda y que iba a pillar a Marcos otra vez".

Morbo.

En la última jornada de Liga el Getafe podría jugarse la permanencia en Santander, algo que Óscar sabe a la perfección. Hay cuentas pendientes tras lo sucedido en la semifinal de Copa del año pasado:

"En el vestuario no hemos hablado de ello, pero seguro que se mirará de reojo lo que pasó, siempre va a haber ese morbillo con ellos y sabemos que la gente va a animar a muerte en ese partido. Pero sinceramente creo que ese partido no estaba para nosotros, que aunque hubiéramos estado con once hasta el final, no hubiéramos marcado el gol que nos hacía falta para estar en la final".

"Sé que la gente se acuerda de mi expulsión. Fueron dos amarillas muy seguidas, y me faltó un poco de cabeza. Fue el día más triste que he pasado aquí, se me vino todo abajo con su gol al final; lloré desconsoladamente, es lo que me salió, no podía controlarlo".

Futuro.

A Serrano le lleva situando fuera del Racing en los últimos veranos, y este no va a ser una excepción. Le quedan tres años de contrato, y a los 27 años se siente en la plenitud de su carrera:

"Mi intención número uno es seguir en Espa me apetece un nuevo reto, dar un salto, jugar en Champions, todo el mundo me dice que mis características se amoldarían a la perfección a la Premier League. Por eso estaría dispuesto a irme al extranjero, aunque depende de dónde. A Inglaterra seguro que s el resto sería estudiarlo y valorarlo. Si me fuera a Grecia, sería para jugar por la Liga, en el Olympiakos o Panathinaikos. ¿Francia? El Toulouse es un equipo del nivel del Racing, si me voy es para mejorar, aspirar en lo deportivo a algo más que aquí".

Lo que tiene claro Óscar Serrano es que cuando se le acabe la gasolina y se retire del fútbol en activo, no se sentaría en un banquillo:

"Nunca me veréis como entrenador; no me llama y además no me veo capaz de llevar un vestuario con 25 Óscar Serranos Me gustaría más algo de ojeador, estar viendo jugadores, nada de estar encerrado en un despacho".