Hola salvación, adiós Europa

Liga BBVA | Sporting 2 - Málaga 1

Hola salvación, adiós Europa

Hola salvación, adiós Europa

El Sporting escapa por ahora del descenso. El Málaga se despide virtualmente de la UEFA. Espectacular El Molinón. Autogol decisivo de Hélder

Bota El Molinón, hay Mareona, porque al Sporting no se le deja solo. Ni cuando da síntomas de agotamiento, ni cuando le empatan, ni cuando cae en descenso. Gijón empujó a su club a Primera después de diez años en las cavernas. Y a la luz se está muy bien. Por eso Preciado cerró los puños cuando Undiano pitó el final, porque el Sporting ha salido del descenso y será muy difícil que le vuelvan a pisar el cuello, no es tiempo de volver a sufrir. Lo mereció el Sporting, que le puso más ardor que el Málaga, más relajado y con más calidad, pero sin el fuego en los ojos que llevaba el Sporting, que sacó siete córners antes de marcar el 1-0 (de Gerard, que firmó un partidazo) y que no tembló con el empate de Weligton (primer gol como futbolista del Málaga). Al Sporting, que se quejó de su fortuna el día del Athletic, se le apareció la Diosa en el minuto 53. Igual al final de Liga hay que mandarle un lote de botellas de sidra a Hélder. Su gol en propia puerta es milagro rojiblanco.

Fue un partido emotivo, con el Sporting a cien, a veces incluso pasado de revoluciones, pero con un amor terrible en lo que hacía. El Sporting está decidido a entregar todo lo que tiene para quedarse en Primera. Y a veces con la voluntad es suficiente. Porque ayer a Preciado casi le da un infarto. El Sporting derrochó un saco de oportunidades. En ocasiones por los palos (Gerard en la primera parte), las más por Goitia, que estuvo extraordinario, especialmente en un remate de Barral. Y también muchas veces por el desacierto de los delanteros. Porque la agresividad de los defensas del Sporting fue ansiedad en los delanteros. Fue una suerte para los rojiblancos que no tuvieran que echar de menos tantas oportunidades. Pero mejor para un sportinguista no preguntarse qué hubiese pasado sin el gol de Hélder.

El Málaga se entregó y salió a correr, sin especular. Pero tuvo poco acierto. Fue un desierto en el centro del campo, con Miguel Ángel desaparecido, Apoño desconocido por impreciso y Eliseu en caída libre. Desconectados los circuitos, a Luque apenas le llegaron balones y estuvo, en general, entregado al brío del Sporting, que metió el pie más fuerte y llegó siempre un segundo antes. No hay mejor manera conocida de ganar un partido que esa. Sucede que al Málaga le hace falta muy poco para marcar este año, especialmente por la bota izquierda de Duda, que puso un balón galáctico en la cabeza de uno de los preferidos del malaguismo. Weligton de Oliveira sólo había marcado un gol como profesional en su carrera, en el Grasshoppers. Ayer se estrenó con el Málaga, miró al banquillo y guiño porque hacía tiempo que lo esperaba. Pero la sonrisa se le borró pronto. Hélder, compañero de fatigas en el año del ascenso, buen amigo, remató un centro de Diego Castro mejor que Barral en todo el partido. Goitia asistió atónito al giro de cuello del ex jugador del Boavista, excelente central con lagunas de concentración que desde ayer está en el imaginario de amigos del sportinguismo, que celebró el gol como una liberación. Gijón cree, está claro, porque ve limitaciones en su equipo pero echa un vistazo al calendario y se siente optimista: Valladolid y Recreativo.

El Málaga hizo un último esfuerzo por agarrarse a Europa, pero miró el depósito y lo vio vacío. Había menos ilusión después del empate del Deportivo ayer y de la victoria del Villarreal. Se veía lejos. Más que una cuestión de cuerpo, era un asunto de mente. Con 54 puntos y tantas emociones en año y medio, era complicado dar una pirueta más. Sobre todo con el Sporting delante, apretando los dientes, con Cámara y Sastre extenuados en los laterales, Matabuena y Diego Camacho persiguiendo sombras si era necesario. "No sólo no estamos vencidos, también estamos convencidos de la victoria", era el eslogan. Y sí, lo celebró El Molinón, espectacular, entregado, de Primera. "El que no tenga dinero para viajar a Valladolid que hable conmigo, yo le subvenciono". No hay mejor manera de expresar el Sporting como una familia. Y Preciado es el padre.