Harry Redknapp, entrenador del Tottenham, ha impuesto la ley seca en el vestuario de su equipo después de la segunda borrachera pública del capitán, el internacional Ledley King. "Un jugador que bebe es como un Ferrari diesel. Se hace daño a su propio cuerpo, que es la herramienta de su trabajo, pero además trasmite una imagen negativa que no es la que debe dar un deportista al que admiran muchos niños".

King es reincidente. El pasado mes de febrero protagonizó una bronca en las puertas de la discoteca Chinawhite, de la que salió con unas copas de más tras la celebración del equipo tras ganarle al Chelsea la final de la Carling Cup. Entonces ya fue multado por su club y manifestó su arrepentimiento, como ha hecho ahora.

Violento.

El pasado domingo, tras el partido de la Premier, King, volvió a las andadas. Bebió en una discoteca del Soho londinense y a la salida se vio envuelto en otra reyerta. La Policía constató que el jugador del Tottenham había bebido más de la cuenta.

Redknapp ha dicho que "hay que desterrar la cultura del alcohol del fútbol inglés. Esta tradición es en realidad una maldición". El técnico del Tottenham se refería, sin citarlos, a otros grandes que tuvieron el mismo problema, como el malogrado George Best o Paul Gascoigne. "En la Premier se gana mucho dinero, se gana fama y dinero y se disfruta del fútbol. ¿Qué sentido tiene ahogar todo esto en un vaso de licor?".

"Me arrepiento por los niños"

Ledley King ha mostrado su arrepentimiento tras su última borrachera y, por medio de un comunicado oficial, ha declarado que "lo que hice no es el mejor ejemplo, sobre todo para los niños" y ha confesado su culpa y su arrepentimiento: "Pido perdón y como jugador profesional tengo conciencia del comportamiento que debo tener en público. Mi arrepentimiento es sincero y tengo la firme voluntad de que no se repita nunca jamás algo así", dice el defensa del Tottenham que comprende y asume las sanciones que su club pudiera imponerle por su comportamiento.