Si Il Corriere dello Sport salió el martes a la calle con un posible trueque Ibrahimovic-Higuaín (o en su defecto, Huntelaar y Robben en lugar del argentino), Tuttosport afirmaba ayer en sus páginas "probar" la marcha del delantero sueco porque ha puesto en venta la casa donde reside habitualmente en Milán.

Estas últimas noticias, unidas a las recientes declaraciones de su representante, Mino Raiola, indican que Ibrahimovic no seguirá la próxima temporada en el Inter y que está negociando su incorporación al proyecto de Florentino: "Zlatan no es prisionero del contrato que tiene con el Inter".

Cansado.

El divorcio entre el pichichi de Italia (con 21 tantos) y su afición es total. Ibrahimovic mandó callar hasta en tres ocasiones a su propia afición el pasado sábado cuando marcó al Lazio. Ibrahimovic medita desde hace meses su marcha del club neroazurro y, según Tuttosport, la decisión de poner en venta su vivienda es la prueba definitiva.

El sueco, harto de su hinchada, confesó el pasado 24 de abril estar algo hastiado del fútbol italiano: "Tengo un contrato con el Inter y me siento bien. Pero al mismo tiempo, me gustaría una nueva experiencia de aquí en adelante, porque hace cinco años que estoy en Italia". También dejó bien claras sus preferencias: "El fútbol español viene bien a mi manera de jugar. Me gusta el fútbol técnico y en España se juega con técnica".

El interés del Barça por el jugador habría acelerado las gestiones de Florentino Pérez, según apuntan en Italia. El delantero ha sido tasado en 60 millones de euros, pero el futuro candidato a la presidencia del Madrid no está dispuesto a desembolsar tanto dinero ni a mantener al jugador su actual salario (12 millones netos por campaña). Jorge Valdano, mano derecha de Florentino, cree que este futbolista es el crack que necesita el Madrid para la próxima temporada.

El otro nexo de unión que podría traer a Ibrahimovic al Madrid es Mourinho, tanteado también por Florentino. El portugués no ha tenido éxito esta campaña en la Champions (el Inter cayó en octavos) y, curiosamente, tampoco tiene buen feeling con San Siro, a pesar del liderato en el Scudetto, con siete puntos de ventaja respecto al Milán. En noviembre, Mourinho mandó callar a la grada de manera desafiante tras un gol in extremis de Cruz.