El empate que el Sporting odia

Liga BBVA | Sporting 1 - Athletic 1

El empate que el Sporting odia

El empate que  el Sporting odia

El Athletic agua la fiesta de El Molinón en el 90'. Bilic tradujo el esfuerzo local. Iraola marcó, aunque antes acertó Amorebieta. Llorente, lesionado.

El Athletic obtuvo al límite el punto que precisaba para certificar la permanencia. Moría el partido y el Sporting acariciaba ya un triunfo laboriosamente perseguido durante toda la tarde, cuando Amorebieta establecía el empate (aunque el árbitro se lo dio a Iraola). Empate, mira por dónde, el marcador imposible en esta Liga estando por medio el club asturiano. Empate fatal para el anfitrión, su primer empate, recibido con incredulidad y abatimiento en las atiborradas gradas de El Molinón.

Lágrimas de impotencia entre los locales e inusitada alegría en los visitantes, que rentabilizaron al máximo su floja puesta en escena. Cierto es que el Athletic porfió en el tramo final como no fue capaz de hacerlo previamente, acaso porque enfrente asomó el cansancio mezclado con el temor a perder el jugoso botín materializado en el gol de Bilic. Sin embargo, en el cómputo global de méritos, el Sporting realizó un trabajo que debía haberse traducido en victoria.

El Athletic, que perdió muy pronto a Llorente, quien solicitó el cambio por un golpe en un cuadriceps que no debe de ser más que un susto, se pasó demasiados minutos a merced de la iniciativa local. No es que Iraizoz tuviese excesivo trabajo, aunque el juego casi siempre se orientó hacia su área.

En el debe del Sporting, una falta de ideas que compensó con afán y gasto físico. Una vez tomó ventaja, el asunto pareció liquidado, pero los asturianos, para variar, no supieron matar el partido y permitieron que Cuéllar se viese apurado hasta en cuatro acciones en el último tramo. El cuarto acabó con el balón en su red.

Toda la primera parte fue un intento del Sporting por llegar a Iraizoz. Un querer y no poder. Mucho empuje, algunas dosis de agresividad, pero escasa precisión en los metros finales. La ansiedad quizás perjudicó a un equipo obligado a buscar el gol, aunque tuvo el efecto de dejar en la nada más absoluta la posible réplica del Athletic.

Hubo amplias fases que discurrieron con la pelota en poder del anfitrión. No tuvo mayores problemas para aproximarse hasta el borde del área, pero la culminación, esto es, el centro o el remate nunca fueron claros, dando pie a incontables despejes de todo tipo de los centrales, así como a varios rebotes y líos de los que los esforzados hombres de Preciado tampoco sacaron tajada.

Por momentos dio la sensación de que el Athletic sucumbiría al tesón local, de que en algún lance el Sporting hallaría el favor de la fortuna que compensase su escasa pericia. Sin embargo, nadie inquietó seriamente a un Iraizoz que además se mostró ágil y seguro.

Lo más peligroso fue un pase de la muerte de Bilic que el portero desvió con eficiencia. Sastre, Míchel y Castro sí remataron, aunque sin contundencia ni dirección.

Premonitorio.

En realidad, la oportunidad más nítida corrió a cargo del Athletic. Al filo del descanso, Vélez se benefició de un mal despeje y cruzó con intención, pero Cuéllar con su pierna derecha logró evitar que el balón se colase. Hubiese sido un premio desproporcionado, pues huérfanos de Llorente los jugadores de Caparrós renunciaron por completo a la posesión y al ataque.

Acaso dicha acción fuera una premonición de lo que sucedería al final. El Sporting no cejó en su empeño hasta que a la hora de partido tuvo la recompensa a su dominio. Bilic, libre de marca, ejecutó con solvencia a Iraizoz. En el siguiente rato no hubo señales de vida del Athletic, donde se incorporó Etxeberria, decisivo a la postre.

El fuelle se le terminaba al Sporting, pero las maniobras del Athletic tampoco invitaban a augurar novedades. Pese a ello, Iraola y Amorebieta (qué casualidad), en el 79, se toparon con la madera. Luego, la tuvo Carmelo, tras gran pase de Bilic. Llegó entonces una arrancada de Javi Martínez, con reclamación de falta del Sporting incluida, que Vélez no pudo transformar en gol. En el córner consiguiente, el Sporting no acertó a defender, hasta tres rivales conectaron con la pelota, que por dos veces cruzó la línea de gol. Contó la segunda, de Iraola, no la de Amorebieta.

El detalle. Incidentes antes del partido

Antes del inicio del encuentro, varios seguidores del Sporting, algunos portando bates de beisbol, obligaron a la Policia a actuar en las inmediaciones del hotel donde se alojaba al expedición del Athletic, que se halla a cinco minutos a pie de El Molinón.