Cuando un técnico llega a un equipo con la liga ya comenzada el resultado suele ser positivo, y no ya porque pueda despertar a los jugadores descontentos con el entrenador antiguo, sino porque nadie tiene el puesto asegurado y todos quieren agradar. Y hoy el Rayo ofreció a los jugadores rivales el mejor marco para el lucimiento individual, al menos en los primero minutos, cuando salieron demasiado tranquilos a un encuentro en el que los manchegos se jugaban, aunque de lejos, la permanencia. Así, el control inicial fue visitante, las ocasiones y el primer tanto.
Pepe Mel dispuso una malla compleja en el centro del campo para impedir que se filtrara el balón hacia su portería en la que finalmente los jugadores terminaron por perderse y no sabe actuar. Ésta no tuvo el efecto pretendido y en una de las primeras internadas visitante, Jaime hacía el primero tras una primera jugada de Diego Costa a lo Juan Palomo, pero en donde la defensa apenas hizo por conquistar el rechace que llegó a Jaime quien se decidió por el palo corto para fusilar.
El Rayo tardó en despertar, demasiado jugador en el centro, Aganzo demasiado sólo arriba, y a veces con la necesidad de bajar al centro para tocar balón, y unas bandas ya perennes a pié cambiado que hacen muy difícil los ataques.
Así, Mel tuvo que realizar el primer cambio en el minuto 30, extremo por delantero, Collantes por Pachón, para dejar tres en el círculo central y toda la banda derecha a Albiol. El resultado tardó en verse, pero poco a poco el Rayo tomó el control del balón y comenzó a ganar metros. El descanso llegaba con hasta tres ocasiones claras de los locales, Míchel, Diamé y Aganzo, pero abajo en el marcador.
La segunda parte comenzó con los locales abocados al ataque, buscando huecos y ocasiones. El problema de esto son los huecos que se dejan atrás, y ante un equipo rápido y con la luz iluminada como fue hoy el ''Alba'', es peligroso. Así, dos minutos tontos de los locales, el equipo estaba más pendiente de los cambios que del juego y llegó la sentencia manchega, primero por medio de Alberto de falta directa, y en el 60 Tarantino, tras coger el rechace de una gran jugada de Diego Costa.
Faltaban aun muchos minutos por delante y parte de la grada ya tomó la dirección de salida. El Rayo se tuvo que cerrar atrás y con una disposición sobre el terreno más acorde a lo habitual buscó ahora con más cabeza intentó el gol. Pero hoy no era el día. El Albacete incluso pudo hacer el cuarto, de penalti, pero Cobeño adivinó las intenciones a Diego Costa que lanzó a la derecha.
Así, el Rayo Vallecano, que dispuso de varias ocasiones, volvió a caer en casa después de diecinueve meses sin perder, en un partido en el que pecó al principio de exceso de confianza y ante un equipo que con nuevo entrenador lo tuvo todo a favor para aprovechar sus puntos fuertes.
