San Higuaín de los imposibles

Liga BBVA | Real Madrid 3 - Getafe 2

San Higuaín de los imposibles

San Higuaín de los imposibles

Loca victoria del Madrid con uno menos. Casquero falló un penalti en el 88' por tirarlo a lo Panenka. Guti y el 'Pipita' remontaron el 1-2. Lección de casta

Para explicar lo inexplicable podríamos caer en la tentación de decir que esto es el Real Madrid, el eterno pundonor, la negación de la derrota, el glorioso rechazo de la rendición. Pero no sería exacto. Habría que señalar, para ser más precisos, que este Real Madrid es así. Colgado de la heroica y adicto a Higuaín. Un equipo que todavía huele a la colonia de Capello. Construido desde la fe, desde la irracional confianza en que todo saldrá bien. Campeón mundial de la determinación, eso ya no habrá quien lo niegue.

Fue ese particular Real Madrid quien volvió a rizar el rizo. No fue la historia del club la que inclinó la balanza, ni siquiera el peso del Bernab fue la peculiar personalidad de un equipo experto en salidas de emergencia. Fue Higuaín, como tantas veces. Cuando el campeonato parecía arruinado, él se propuso el rescate y esquivó una manifestación de palos y pancartas sin que nadie fuera capaz de detenerlo, hasta que divisó portería y disparó con toda la fuerza de su inmensa voluntad. Sucedió en el minuto 93, en el tiempo de los milagros.

El torbellino se desató con virulencia extraordinaria entre ese gol definitivo y los diez minutos anteriores. El intervalo de la locura comenzó así: con el partido empatado, Cata Díaz hizo penalti a Higuaín, que ya se había propuesto salvar al mundo. El árbitro lo pasó por alto y el madridismo entró en combustión. Al rato, Albín adelantó al Getafe aprovechando un contragolpe de tiralíneas y el desbarajuste creado por Juande; luego volveremos a eso. Faltaban siete minutos para la conclusión.

Un puñado de segundos después, Guti, hasta entonces merecedor de galeras, reventó la escuadra con un lanzamiento de falta que zumbó por el palo del portero. Indulto y empate con cinco minutos por delante. A continuación, otra vuelta de tuerca. El Getafe volvió a colarse entre las grietas del Madrid y Pepe empujó a Casquero cuando encaraba a Casillas; luego, preso de ira e impotencia, le pateó en el suelo. Expulsión y penalti. Y Casquero que tiene una idea. Decide transformar al estilo de Panenka, pellizcando la pelota. El ridículo fue histórico. Casillas tuvo tiempo de tirarse y levantarse a recoger el globito. Lo peor para Casquero es que no se lo tragó la tierra.

Con uno menos, con Cata y Marcelo citándose en la calle, Higuaín arrastró del equipo entero, del madridismo, del universo. Primero centró venenoso y después entendió que debía ser él. Y fue.

Error. Dicho esto, que el frenesí no nos seque el entendimiento. El Madrid fue patético en la primera mitad y en la segunda Juande provocó un descalzaperros al sustituir a Cannavaro por Javi García, lo que dejó a Gago como central en prácticas. Con media hora por delante, el equipo perdió el tono que había recuperado tras el descanso.

También hay reproches para el Getafe. Después de adelantarse a los diez minutos, se acomodó y se afanó por engañar al árbitro. Soldado marcó uno y falló tres, y Granero creció cuando pasó de la exhibición a la supervivencia. Aunque es posible que ni siquiera la perfección les hubiera salvado. Higuaín ya había tomado una decisión.