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Champions league | Villarreal 1 - Arsenal 1

Dos golazos y todo por decidir

Senna abrió el marcador con un derechazo. Una parte para cada equipo. Adebayor, a pase de Cesc, empató con una obra de arte. Arreón final amarillo

Miguel A. Vara
Actualizado a
<b>CAÑONAZO DE ESPERANZA.</b> Marcos Senna se dispone a engatillar el balón en un fuerte disparo que se coló por la escuadra y supuso el 1-0 que daba alegría a los amarillos.
CAÑONAZO DE ESPERANZA. Marcos Senna se dispone a engatillar el balón en un fuerte disparo que se coló por la escuadra y supuso el 1-0 que daba alegría a los amarillos.

Aunque el fútbol sea imprevisible, lo normal anoche era que hubiera empate final y así fue. Misma idea, dibujo similar (al final entró Llorente para ser el Adebayor amarillo), apuesta por un juego parejo... 1-1. Por repartirse, Villarreal y Arsenal se fueron turnando en el dominio, le entregaron una parte al rival y aprovecharon el regalo para hacer un gol por cabeza. Parecía que si Wenger se cambiaba de banquillo o Pellegrini se enfundaba el traje gunner poco habría cambiado. Ambos querían lo mismo y lo consiguieron a medias. El Emirates decidirá quién se lleva unos cuartos entre hermanos de sangre futbolística. Ayer quedó claro que nadie pasaba por encima de nadie y sólo la primera media hora de la reanudación metió el miedo en el cuerpo al Submarino. Pero los villarrealenses reaccionaron a tiempo de decir aquí estoy yo y rondar la victoria con tres llegadas finales que Wenger tendrá apuntadas como adelanto y aviso de lo que puede ser el partido del próximo miércoles si le deja el balón a su rival.

Como todo era mimético, los dos campeones de Europa, los dos capitanes, los dos mediocentros, Senna y Cesc, comandaron a los suyos cuando tenían la pelota. Primero fue el brasileño el que aderezó su gran partido con un derechazo histórico que abría las hostilidades y hacía soñar a El Madrigal con una victoria amplia que permitiese viajar a Londres con tranquilidad. Demasiado optimismo, aunque la lesión de Almunia y una buena oportunidad de Capdevila alimentó las esperanzas. El Arsenal había perdido el balón desde el inicio pese a la maraña tejida en la medular y arriba, Adebayor se perdía con la doble vigilancia de Gonzalo, un imperial Godín y la ayuda constante de Eguren que siempre llegaba para echar una mano.

Pero el Arsenal no estaba conforme con su primera mitad y, en la segunda, le dio la vuelta al escenario liderado por Fábregas, que durante media hora hizo lo que quiso aprovechando el músculo de sus compañeros, que le ganaron la batalla física a los amarillos, que bajaron enteros en su presión y, tras la lesión de Cani, andaron perdidos durante el segundo acto con demasiados futbolistas por el centro, poca profundidad y nulo peligro. Cesc, bien escoltado por los fogonazos de Nasri, avisó con dos llegadas pero fue un poco más retrasado, cuando un despiste en su vigilancia costó carísimo, pues el catalán dejó un envío medido para Adebayor. No era fácil convertir ese regalo en gol, pero el togolés completó la obra de arte con un control magnífico y una semitijera que dejó de piedra a Gonzalo. Golazo inapelable que sólo merece el aplauso por elaboración y finalización.

El Submarino acusó el golpe de Adebayor, Walcott se unió a la fiesta, Cesc seguía monopolizando el balón y el Villarreal veía marcharse las semifinales pues el segundo tanto inglés planeaba por El Madrigal. Pero los españoles no habían dicho su última palabra, reaccionaron con Matías y Senna tirando del carro y Franco, Ángel y Godín asustando al Arsenal con tres remates. No llegó la victoria, pero sí quedó un mejor sabor de boca y se encendió la llama de la esperanza para que en Londres se complete la venganza que exige aquella dolorosa semifinal de 2006.

El detalle: lmunia se fue lesionado

El meta del Arsenal se lesionó en uno de los primeros lances y, tras recibir el gol, fue sustituido al no poder recuperarse.