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Champions league | Villarreal - Arsenal

Cesc amenaza la noche grande del Submarino

El español lidera a un Arsenal que no asusta al Villarreal

Miguel Á. Vara
Actualizado a
Cesc amenaza la noche grande del Submarino

Nada les hacía parecerse y en cambio la Champions les ha convertido en almas casi gemelas. Villarreal y Arsenal pertenecen a mundos distintos, el salto entre el "poble industrial y llauraor" como reza el himno amarillo y el glamouroso Londres es tan grande como el mérito del Submarino por haberse igualado en lo deportivo con el poderoso equipo de la City. Pero no sólo en potencial deportivo van cogidos de la mano, de hecho resulta casi imposible buscar un favorito en este duelo, Pellegrini y Wenger nacieron alejados por miles de kilómetros pero parecen criados en la misma cuna futbolística.

Sus equipos se han plantado entre los ocho mejores del continente a base de buen trato de balón, apuesta arriesgada y perseguida cuando no trae buenos resultados pero a la que ambos técnicos se han mantenido fieles. Nunca han levantado otra bandera, hace años que izaron la misma y esta noche la plantarán en El Madrigal, donde un solo balón les quedará escaso. Los dos técnicos peinan canas, lucen un porte similar y ya no están en edad de cambiar y traicionar sus meditadas ideas. Y así siguen, peleando por tener la pelota y no por ocupar los espacios, preocupados de qué hacer con ella y no de qué hará el rival, buscando siempre el gol y no obsesionados por evitarlo. Con este apetecible panorama se presenta la noche en El Madrigal, mucho toque a alta velocidad, electricidad, sonido Champions, fútbol de buen gusto.

Misma escuela. Tal es su apuesta que lo sucedido en la semifi nal de 2006 no provoca ánimo de venganza. Ni una mala palabra, cero resentimiento y ni siquiera los protagonistas (Riquelme y Lehmann) aparecen ya en escena. Entre estetas no estaría bien visto apelar a la raza y la testiculina para superar a un rival con el que compartes escuela, aunque ganas de revancha sí hay, que por algo por las venas del Villarreal corre sangre suramericana. Esa dosis de espíritu canchero que tiene el conjunto español es lo que le hace más competitivo; no hay peligro de que nadie se embelese porque entre el Káiser Gonzalo, su escudero Godín y el cacique Eguren está asegurada la competitividad necesaria en un grupo en el que Marcos Senna batallará en la medular con su compañero en la Roja Cesc, Fàbregas para los ingleses.

Y de ahí en adelante, jugones presentados en pequeños frascos: Ibagaza (el héroe de los octavos), Rossi o Nihat de amarillo y Samir Nasri, Walcott o Denilson en los gunners. Eso sí, Wenger completa su pirámide hacia el gol con la contundencia de Adebayor, menos sutil que sus compañeros pero más efectivo que nadie. Pellegrini también tiene su panzer, Joseba Llorente, pero parece que de inicio arrancará en el banquillo y ahí estará una de las diferencias: el técnico chileno quiere castigar con una pareja de ataque liviano los kilos de Gallas y Touré en el eje de la zaga inglesa. Pequeños detalles que pueden decantar una batalla enorme con un segundo acto en siete días que debe sellar el pasaporte a la gloria pues, con todo tan parejo, la noche no pinta para que haya un vencedor definitivo.

Recuperado. Y es que las fuerzas en esta guerra de cuartos de final se han ido igualando, e incluso la balanza se ha ido decantando en favor del Arsenal, en los hospitales de campaña. Del inglés salió Adebayor hace semanas y llega de dulce tras destrozar al Manchester City el sábado. Poco después salía con el alta bajo el brazo Cesc, motor y alma de su grupo, que también se lució en el pasado choque de la Premier. El catalán afronta un duelo de mayoría de edad, pues si con la Selección aún no es protagonista, con los gunners acapara galones en forma de capitanía. Mientras, el Villarreal perdía a Santi Cazorla en la nefasta noche de Almería justo cuando atravesaba su mejor momento goleador. Es una baja clave, pero su espíritu risueño alienta al resto del Submarino para vencer por él, por el sueño infi nito de una modesta localidad, por lo que les debe la historia... Les sobran los motivos.